Tengo un problema. Un problemón de esos que me ponen más nerviosa que cualquier examen: Julián vendrá a cenar a casa oficialmente como mi novio. No como un amigo. Y si bien mis padres y Alan ya lo conocen... pues, no sé cómo vaya a desarrollarse la noche. Tengo bastante miedo. Sé que mi hermano estará de nuestro lado y nos dará su apoyo si es que hace falta, pero eso lejos de aliviarme, me preocupa incluso más. ¿Y si habla de cuando nos vio juntos la noche de mi cumpleaños? ¿O si dice algo desubicado?
Sé que, indudablemente, habrá factores negativos. Y estoy convencida de que la cena saldrá mal. Muy mal. Terminará a los gritos, es una premonición. Ya puedo imaginarme a mi padre golpeando la mesa mientras mamá le pide que se calme. Alan se enfadará con él y Julián deberá irse para nunca regresar. A todo esto, yo solo lloraré en silencio en mi sitio y maldeciré el día comencé a enamorarme. La anécdota pasará a formar parte de un libro que escribiré de ancianita en el que hable sobre mi primer amor.
"Basta, Mila, no exageres. Deja de soñar despierta", me reprendo.
Ojalá Elena y Gabriel pudieran venir a hacernos porras.
Se supone que esta será una cena informal, así que no quiero exagerar demasiado con mi aspecto. Me he puesto lentes de contacto y productos en el cabello para que los rizos no se asimilen a una escoba vieja. Los pantalones cortos gastados de siempre y una blusa púrpura sencilla completan la imagen. De maquillaje, solo un poco de cubre ojeras —infaltable— y de brillo para labios, casi imperceptible.
Espero que Julián no haga algo estúpido como aparecerse de traje y corbata como si fuera a pedir mi mano en matrimonio... ay, no. Él es capaz de algo así. Nerviosa, tomo el teléfono que llevo en el bolsillo y le mando un mensaje veloz en el que le pido que no se arregle demasiado. Luego, en otro le pongo que se afeite. Y en otro que se peine. Y en otro que se ponga ropa limpia y bien planchada. Y en otro le ruego que ignore que tan paranoica y estresada sueno.
Voy a gritar en cualquier instante. Y... y... ¡mis uñas son un asco! Están a medio despintar. Unas siguen largas, otras se han roto. La del dedo gordo la mordí toda por los nervios. ¿Tengo tiempo de arreglarlas?
Corro a buscar la caja donde guardo los esmaltes y agarro el negro, que es tan oscuro que puedo ponérmelo así nomás por encima del verde agrietado. Aunque sea para emparejar un poco el aspecto...
Julián responde mientras me arreglo la mano derecha. Reviso lo que dice: "Calma q tdo saldra okk y ya casi stoy n tu ksa".
Después de descifrar qué demonios quiere decirme, me pongo incluso más histérica, ¿cómo que está por llegar? ¡No estoy preparada! ¿Qué hora es? No me gustaría que arribara demasiado temprano, tampoco muy tarde. Eso quedaría mal y... nop. Es el horario ideal. La que va con retrasos aquí soy yo. Maldición.
Termino con las uñas y dejo ambas manos sobre mi regazo. Cierro los ojos, respiro hondo y exhalo el aire. Una vez. Dos veces. Tres veces.
Suena el timbre y me sobresalto. Hago un movimiento brusco al ponerme de pie y arruino la pintura negra que no estaba seca todavía. Temo alzar el brazo y ver qué clase de desastre he causado. Creo que se manchó el acolchado de la cama, el costado de mi muslo y la mitad de la mano. ¿Por qué nunca puedo verme bien? Es una maldición. Haga lo que haga, mi imagen es siempre desprolija.
Tengo dos opciones. Puedo tomarme cinco minutos para intentar emparchar el esmaltado o quitármelo por completo, aunque eso signifique dejar a Julián a merced de mi familia. O puedo bajar a recibirlo así, como si estuviera a medio camino de disfrazarme para Halloween, y llevar conmigo el removedor y el negro para arreglar este enchastre en el sillón mientras mamá acaba de cocinar.
—¡Mila! —llama Alan—. ¡Llegó tu novio!
No estoy acostumbrada a esa palabra.
—¡Voy! —grito. Tomo algunos algodones y el esmalte antes de salir de mi cuarto y bajar descalza por las escaleras para ir a recibirlo.
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El chico de la mala gramática (COMPLETA)
Roman pour Adolescents★ Mila está obsesionada con los chicos perfectos que aparecen en sus libros. Julián está decidido a conquistarla, pero ella solo es capaz de ver sus defectos. ★ **** Una tarde, recibí una declaración de amor anónima que estaba colmada de errores, ¡e...