Estoy obsesionada con el Tetris. Es la primera vez que encuentro un videojuego en el que soy buena. Pienso rápido, armo estrategias y derroto a mis amigos en nueve de cada diez partidas. Solo hay una persona que es mejor que yo: Víctor. Está invicto.
—¡No puede ser! —exclama Tristán y arroja el controlador con furia sobre el sillón—. Juguemos a otra cosa, esto no es justo. Mila siempre pierde en todo lo demás, debe estar haciendo trampa o algo.
—¡Te dije que no! —Me quejo—. Es solo que no toleras que yo sea mejor que tú en algo.
—Igual, todavía es temprano. —Julián va hacia la mesa para buscar una porción de pizza—. Tenemos varias horas para derrocar a Mila del podio. Y muchas consolas entre las que elegir. ¿A quién le toca el próximo?
—A mí. —Elena ya se encuentra frente a los estantes. No entiende mucho sobre el tema, así que lee los títulos en busca de alguno que le suene llamativo.
—¿Necesitas ayuda? —ofrece Víctor—. Puedo decirte cuáles son para varias personas.
Cada vez que venimos a su casa pareciera que la colección de videojuegos se ha multiplicado. Hay algunos sellados y empaquetados, otros que importó desde quién sabe qué países, ediciones especiales, copias repetidas y mucho más. No puedo siquiera imaginarme cuánto dinero ha invertido su familia en este pasatiempo suyo.
—No, tu opinión no cuenta —se apresura a responder la chica—. Seguro buscarás otra cosa en la que puedas ganar, sería injusto. Que mejor me ayude Gaby, que va anteúltimo.
—Solo me va mal porque la mitad de lo que eligieron fue de deportes, y detesto los deportes. —Se defiende él—. Igual, si lo que buscas es un juego en el que incluso un idiota pueda vencer por pura suerte, toma el Mario Party 64.
—A ver, a ver... dónde está ese... —Mi mejor amiga se agacha, no tiene ni la más mínima idea de cómo encontrarlo.
—Tercer estante a tu derecha —indica Víctor.
—Yo conecto la consola —ofrece Miguel, que comienza a desenredar cables en un rincón.
Esta es la primera vez que celebramos Halloween con una fiesta, aunque en realidad se siente como cualquier otro fin de semana, salvo por el hecho de que nos hemos colocado disfraces. El clima, con una fuerte tormenta en el exterior, es acorde a la fecha.
Yo decidí colocarme un uniforme de Harry Potter de Ravenclaw. Julián, a pedido de Elena, improvisó un traje como el del príncipe Caspian de la película y... pues sí, se ve casi igual y más atractivo que nunca; me encanta. Mi mejor amiga es Daphne de Scooby Doo, su novio es no sé qué jugador famoso de básquet. Gabriel nos sorprendió a todos porque se alisó el cabello y se puso... una especie de túnica negra y roja de no sé qué serie animada. Víctor dijo que desde el accidente no se había atrevido a festejar Halloween, pero aprovechó la silla de ruedas para ser el profesor de los X-Men, incluso se compró una de esas gorras para parecer calvo. Miguel es el único que, en lugar de alguien icónico, escogió un traje genérico de vampiro. O eso creo. Puede que sea una referencia que no logro entender.
El plan de esta noche, más allá de comer hasta reventar, es hacer un torneo variado. Cada uno de nosotros podrá un videojuego y retar al resto. Al final de la jornada, quien tenga más puntos será el vencedor y podrá decidir qué haremos para festejar Navidad. Por ahora, Víctor va ganando por bastante. Yo me aproximo en segundo lugar.
—Luego me toca a mí —les aviso—. No olviden que el Tetris fue idea de Gaby.
—¿Ya sabes qué querrás? —pregunta Julián.
—Obvio, la trivia de Disney para Wii.
Mis amigos bufan porque saben que, si se trata de responder preguntas, nadie es más veloz que yo. Incluso cuando no sé cuál es la opción correcta, suelo deducirla sin inconvenientes.
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El chico de la mala gramática (COMPLETA)
أدب المراهقين★ Mila está obsesionada con los chicos perfectos que aparecen en sus libros. Julián está decidido a conquistarla, pero ella solo es capaz de ver sus defectos. ★ **** Una tarde, recibí una declaración de amor anónima que estaba colmada de errores, ¡e...