Me he propuesto llegar a nivel cinco esta misma noche. Dejaré mis tareas escolares para el domingo y pondré toda mi energía en cumplir con la promesa que hice. Me pregunto si el chico de la mala gramática también intenta completar su parte del pacto. Admito que hubiese deseado que se comprara el libro —o que lo pidiera en la biblioteca—, porque así de seguro lo habría visto en los pasillos o en algún sitio con la nariz metida en la novela, ¡se hubiera delatado a sí mismo!
La curiosidad me mata, me carcome. A veces, cuando menos lo espero, noto que estoy pensando en la identidad del sujeto misterioso. Elena ya ha identificado a siete de los nueve candidatos, pero me dijo que hablaremos del asunto mañana, con una hamburguesa de por medio. Será nuestra celebración adelantada anual de cumpleaños compartidos.
Mi mejor amiga tendrá pronto dieciocho años, yo la alcanzaré apenas tres días más tarde. Ambas organizaremos una salida al parque de diversiones el próximo fin de semana, pero nos gusta tomarnos un día para salir solas, para conversar, para reír sin tener a Tristán ni a nadie metiche cerca. Y claro, para planear el festejo.
No le entregaré el obsequio aún. Quiero dárselo el miércoles durante el almuerzo. Sé que ella esperará al sábado siguiente para darme el mío de todas formas. Es más, conociéndola como la conozco, todavía no lo habrá comprado. ¡No debe saber ni siquiera qué me quiere regalar!
Elena y yo somos opuestas en este sentido. Yo necesito planear y organizar las cosas con cierta anticipación. Ella prefiere lo improvisado.
Eso me recuerda que tengo el último regalo de Julián sentado junto al monitor de mi computadora. Al final, me divertí tanto ayer que olvidé abrirlo. Lo revisé esta mañana antes de ir a la escuela y todavía no tuve la oportunidad de agradecerle el gesto.
Lamentablemente, en esta ocasión ha comprado un libro que no me interesa. Es un romance tóxico en el que incluso los adultos se comportan como si tuvieran trece años. Creo que solía ser un fanfic famoso que la editorial adaptó para poder publicar. Seguro alguien le dijo a Julián que la novela nació en una página web y por eso pensó que me gustaría, porque yo también escribo en internet de vez en cuando.
No tengo nada contra la historia, pero contiene todo aquello que detesto en ficción: personajes tóxicos romantizados, decenas de escenas de sexo descriptivas e innecesarias que son todas iguales, drama innecesario y, según las reseñas que vi, un final feliz estilo Disney.
Realmente no es para mí. Yo amo la fantasía, la ciencia ficción y las aventuras épicas. El romance no me molesta, siempre que no sea meloso y excesivo. Al menos, Julián tuvo el detalle de incluir la factura del regalo que te dan en las tiendas por si la persona quiere devolver o cambiar el obsequio. Eso haré. Iré mañana temprano al centro comercial con Elena y me aseguraré de elegir alguna novela de mi listado de "Libros que quisiera comprar, pero que son demasiado costosos para mis pobres bolsillos". Y sí, así se llama el archivo en mi PC. Estoy pensando en darle una oportunidad a la saga de Las crónicas lunares. Eli ya leyó la primera entrega y dice que le encantó. También hay una novela nueva que nació en internet y que sí me genera muchísima curiosidad. Es sobre crímenes y asesinatos, no recuerdo el título.
Sin más, me siento frente al escritorio y enciendo la computadora. Todavía falta bastante para la cena, así que podré jugar una o dos partidas de League of Legends.
Tomo el teléfono de mi morral y le escribo a Julián mientras espero que termine de cargarse todo en la pantalla.
"¡Hey!, gracias por el libro. Creo que lo voy a ir a cambiar porque mucho no me gustó el comienzo. Lo siento".
Como de costumbre, su respuesta llega apenas unos segundos más tarde.
"mila! kieres q t lo cambie yo? me dics q libro kieres y listo, perdon, nu sabia si t iba a gustar o no xq no tiene magia pro lo escribio una chica cmo tu en internet. t imaginas q un dia tu libro aparezca en librerías???????? =O".
No sé si reír o llorar. O enfadarme. Sus mensajes son un dolor de cabeza. Juro que, el día que sea madre, si mi hijo adolescente me escribe así, lo dejaré sin cena. No es como si recién aprendiera a armar oraciones.
Respondo de todas formas. Me pregunto si Julián intentaría leer un libro si fuese mío. ¡Ver mis historias en librerías es mi meta como adulta! Todavía no estoy lista. Ni siquiera aunque tuviera la oportunidad aceptaría algo así. Creo que mis creaciones son imperfectas, que necesitan de mucho trabajo. Lo que yo escribo y subo a internet es nada más que la práctica para mejorar. Algún día, cuando tenga suficientes conocimientos y una buena idea, voy a escribir una trilogía fantástica que valdrá la pena. Tendrá una tapa muy llamativa y el interior irá ilustrado con mapas y retratos de los personajes. Si un día publico algo, tiene que ser algo bueno. Lo mejor que pueda darle al mundo, no las idioteces que subo a internet para pasar el rato. Esa es mi meta en la vida, de hecho.
Con una sonrisa, respondo.
"No te preocupes, aprecio el gesto. Mañana voy a ir al centro comercial con Elena, así que lo cambiaré yo misma. Y cuando yo publique un libro, te obligaré a leerlo, ¿de acuerdo? ¡Hablamos luego! Buenas noches, gracias de nuevo =3".
Me aseguro de marcar la despedida. Si no lo hago, me seguirá escribiendo y no podré jugar en paz.
Inicio sesión y comienzo con la partida.
¿Ya me siguen en Wattpad?
No olviden hacerlo, así se enterarán de todas las novedades relacionadas con esta historia y con mis demás proyectos.
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El chico de la mala gramática (COMPLETA)
Teen Fiction★ Mila está obsesionada con los chicos perfectos que aparecen en sus libros. Julián está decidido a conquistarla, pero ella solo es capaz de ver sus defectos. ★ **** Una tarde, recibí una declaración de amor anónima que estaba colmada de errores, ¡e...