CAPÍTULO 6 - LUNES

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Voy y vengo por los pasillos de la escuela. Estoy inquieta. Camino varios metros y luego los retrocedo. No sé qué hacer. Me llevo una mano al cabello y lo rasco con suavidad. Debo verme como una completa idiota.

"Cálmate, Mila. No es el fin del mundo", me repito una y otra vez. Y, en el fondo, sé que es cierto.

No me asusta hablar con un chico, pero seguro que el rumor ya se ha esparcido, y eso es lo que me preocupa. La escuela es pequeña y Julián es, a su manera, bastante popular. No poque lo admiren, sino por su carismática personalidad. Si nace un chisme sobre él, las personas lo repetirán porque, después de todo, saben quién es.

Mi gran temor son las habladurías infundadas. Me da igual si la gente habla sobre mí cuando no puedo escucharlos, si me critican o lo que sea... siempre y cuando sea por algo cierto.

Motivos hay. No suelo llevarme bien con las persona la primera vez que las conozco, a veces respondo de mala forma cuando me piden un favor y se nota a simple vista que prefiero que me dejen en paz. Estoy convencida de que hay alumnos a los que no les caigo bien por razones que son válidas.

Pero no quiero que vayan diciendo que salgo con Julián cuando no es así. Tengo que arreglar el malentendido lo antes posible.

"¿Sería mejor que lo llame por teléfono más tarde?", me pregunto. Casi al instante, niego con la cabeza. "No, siempre es preferible solucionar las cosas frente a frente".

Me paro en seco en medio del corredor y suspiro.

Tomo una gran bocanada de aire.

Exhalo.

Otra vez.

Otra vez.

Noto que algunas miradas curiosas se posan en mí. Nadie dice nada, pero quieren saber qué demonios estoy haciendo. Quizás incluso sospechen que vengo a ver a mi supuesto novio.

Poso la vista en el suelo para ignorar lo que me rodea y continúo el recorrido hasta el salón en el que sé que Julián debería estar. La puerta está abierta. Hay una chica morena de pie en el umbral, con la espalda contra el marco. No la reconozco. Está tan concentrada en su teléfono que ni me nota.

Estoy a punto de pedirle permiso cuando oigo una voz.

—¡Hey! —Julián saluda desde el interior apenas me ve. Se pone de pie y camina hacia mí, ignorando a la chica de la puerta—. Hasta donde yo sé, tú no cursas Sociología conmigo.

—¡Hola! —Intento fingir un amable saludo—. No, no curso esta materia, pero quería devolverte la chaqueta que me prestaste anoche cuando me fui de lo del Totto.

—Te queda mejor a ti que a mí. —Julián me guiña un ojo—. No hay apuro, si la necesitas te la puedes quedar por más tiempo, tengo otras.

—No la quiero —mis palabras cortan el aire con su filo—. De hecho, ¿te puedo quitar un minuto? Tenemos que hablar.

Se escucha un "uhhhh" desde el interior del salón. No sé quién lo exclamó, pero me hace enfurecer.

Julián asiente y me hace señas para que nos alejemos unos metros por el pasillo para que nadie intente escuchar por encima de nuestros hombros. Aunque me parece un gesto apropiado, sé que no servirá de nada porque estoy a punto de gritar. No sé si logre controlarlo.

—¿Qué pasa?

—Tú me pasas —exclamo con furia.

—¿En qué sentido?

—En que eres un idiota. ¿Andas diciendo que soy tu chica? ¿En serio? ¿¡Desde cuándo!? Mira que yo no me he enterado —alzo la voz cada vez más—. ¡¿QUÉ DEMONIOS LE ESTÁS DICIENDO A LA GENTE, TARADO?!

El chico de la mala gramática (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora