ᝰ Simulacro de incendio

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Nunca fui de las chicas que se identificaban en un grupo, en realidad siempre me consideré muy rara como para encajar

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Nunca fui de las chicas que se identificaban en un grupo, en realidad siempre me consideré muy rara como para encajar.

Por desgracia, vivo en un mundo lleno de atrocidades, y ahora se me obliga a crear amistades aunque no quiera.

—Maldito sea el día que Jake encontró ese muñeco—dijo Lexy, mientras caminábamos por el comedor.

—Confirmó.

Nos miramos ligeramente y seguimos caminando, ninguna de las dos portaba armas mortales, así que si Chucky se nos aparecía le daríamos una buena paliza con una lámpara y un tenedor.

Esto es una estupidez.

Coloqué una de mis manos dentro de los bolsillos del pantalón y luego trague saliva en seco.

—¿Soy la única que considera extraño no haber visto a Chucky ni una vez?—Lexy me iluminó la cara con la lamparita de su teléfono y luego soltó un suspiro.

—Está jugando con nosotros, es obvio—me quité la luz de encima y seguí caminando.

—Oye, ¿y tú cómo sabes de su existencia?—dio pasos largos para alcanzarme, no tardamos mucho en llegar a la lavandería.

Me cruce de brazos y luego la mire. Sus ojos azules se interponían en mis decisiones, era como si pudiera ver a través de mis pensamientos.

Odio cuando las personas hacen eso.

—Ya sabes, lo normal, vi como asesinaba a alguien y ahora va tras mi cabeza, así como ustedes—dije con una pizca de ironía en mi voz y me atreví a abrir la puerta.

Lexy iluminó el pequeño cuarto, en todo momento se quedó detrás de mío, lista para atacar si se aparecía el muñeco del demonio.

Una vez que estuvimos dentro comenzamos a buscar las dichosas llaves.

—Está hecho un lío aquí dentro—mencioné, buscando entre las pilas de ropa y detergente—. Se nota que la lavandería es la enemiga de cualquier ser humano—saque un calcetín rosado de la canastilla del suelo, apuesto que antes no estaba de esta manera, solo que alguien no supo que la ropa de color no se mezcla con la blanca.

—Odio esto—bufó.

El bufido de Lexy me hizo creer que las llaves ya no estaban ahí, que perdida de tiempo.

—Supongo que tendremos que optar por el plan de Jake—hablé y luego me giré para encontrarme con la sorpresa de que ahora nuestra puerta estaba cerrada—. Oye... ¿cuándo cerraste la puerta?—la miré frunciendo el ceño y luego intenté abrirla.

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