❝ Ven a mi casa, vamos a morir juntos.
Nuestra amistad es algo que debería durar para siempre. ❝
Detención los unió, más un muñeco maligno los obligó a aliarse.
Buffy Sloane y Junior Wheeler tienen vidas completamente diferentes, lo único que los vu...
El siguiente capítulo es el final, así que voten y comenten <333
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Parte 2
Junior's POV
Toda mi vida fui manipulado como a un títere, si no era por mi padre era por la sociedad.
En estas últimas semanas me trataron como si no existiera, los que considere mis amigos me olvidaron y me desecharon.
Entonces por favor, nadie me culpé por querer lastimar a Jake.
Mi reflejó en el cuchillo no me mostraba a mí, sino al monstruo en el que me convirtieron. Mi vida se derrumbó, y ni siquiera tuve tiempo para remediarlo. Lo perdí todo, así que la idea de ser prófugo no era tan descabellada, al menos no después de lo que me pasó y lo que haré.
Pues al final estoy solo.
Siempre lo estuve.
—Tienes agallas, niño.
El cuarto se volvía pequeño cada vez que Chucky hablaba, era un efecto extraño, a pesar de ser nada más que un muñeco él era quien mandaba en la habitación.
No respondí, simplemente me dediqué a mirar mi alrededor, siendo sincero era muy aburrido. Todo era blanco, negro, blanco, negro, café...
Algo era la excepción, un oso de felpa, se encontraba casi en la orilla de la mesa, amenazaba con caer.
—¿Alguien estuvo aquí?— pregunté, no esperaba que mi voz sonara así de rasposa.
—Ah, las enfermeras siguen dejando esta mierda.
Chucky se bajó de la cama y luego se colocó de puntas para alcanzar el peluche.
—Odio los muñecos de felpa—dije mientras veía que se acercaba con este hacia mí.
Me giré, sin querer ver el resultado del muñeco, probablemente iba a destrozarlo o algo así.
Mentía cuando decía que no me gustaban, todavía tenía algunos que me recordaban a mi madre, pero ahora no tengo tiempo para nada, ni para darme el lujo de ser un bebé y llorar.
Me aferré al cuchillo, imaginándome asesinando a Jake, tenía ganas de hacerlo, dejarlo sin vida y reclamar por todo lo malo, aunque también me dejaba un amargo sabor de boca, no era sencillo imaginar que mis padres estarían decepcionados de lo que me convertí.
