➜ Lunchbox Friends | Junior Wheeler

ᝰ Snap out of it

Capítulo 17

Voten y comenten para
más capítulos<3.

—Te dije que no compraras los boletos.

—Y yo dije que quería estar contigo en las festividades.

Bufe.

No hay nadie más necio que Junior Wheeler.

—Debió ser caro.

Me gire en el colchón y  oculte mi cuerpo entre las sabanas.

—Un poco, pero vale la pena—mencionó tallándose los ojos a través de la pantalla—, ya quiero que sea mañana.

Sonreí de lado.

—Técnicamente, ya es mañana, nos veremos en unas horas, vete a dormir—hablé entrecerrando los ojos.

—¿y qué si no quiero dormir?

—Suenas igual que a un niño pequeño.

—Quizá lo sea—me respondió entre bostezos, realmente era pésimo para estar despierto fuera de sus horas de sueño.

Me senté en la cama y acomodé unos cuantos mechones de mi lacio cabello.

—Buenas noches, Junior—le dije sin dejar de sonreír.

—Hasta dentro de unas horas—se despidió de mí en voz baja, y yo le di fin a nuestra videollamada.

Dormir nunca fue mi fuerte, mas debo admitir que nunca había sido tan difícil como ahora.

Extraño cuando no le tenía miedo a morir.

Después de pensar y pensar eventualmente me fui a dormir, y para cuando eran las 10 am ya estaba lista para partir.

—¿Llevas todo lo que necesitas en esa pequeña maleta?—me preguntó la tía Cass con curiosidad.

—Solo son 3 días—aclaré y la miré con atención—. Además, no sé si te has dado cuenta, pero siempre repito la ropa.

—Oh, lo noté.

Tomé todo lo que necesitaba, nada más serían unos días, y a toda costa evitaría cualquier contacto con mis progenitores, ya que a pesar de haber ido varias veces a terapia y trabajado en mis traumas aún no perdonaba lo que paso.

—Aunque no lo creas voy a extrañarte.

—Lo sé—exhalé—, y volveré pronto,así que más te vale no iniciar ningún capítulo de The Vapire Diaries sin mí.

La tía Cass extendió su mano y formo una cruz en donde se supone que va el corazón.

—Nos vemos, Buffy.

Me quede estática, es la primera vez que me llama de esa forma.

—Adiós.

Considere el darle un abrazo, más al final lo único que hice fue tomar la maleta y salir de ahí.

Estuve un buen rato esperando el autobús, así que después de unos largos 20 minutos aborde.

Una vez dentro traté de olvidar.

Olvidar como Chucky asesino a todas esas personas.

Olvidar como yo estaba saliendo de mis cabales.

Y especialmente olvidar cuando Junior intento... asesinarme.

Necesito dejar de ser tan aprensiva, y un poco de ventilación.

Abrí ligeramente la ventana, dejando que mis pulmones aspiraran el aire que brindaba la carretera.

Se sintió bien por unos minutos, al menos hasta que el autobús se atascó en el tráfico, ¿y la causa?, el atropello de un pobre venado.

Gracias a ese pequeño, pero terrible suceso, toda la paz que logré encontrar se quebró en segundos, igual que mi valentía.

Comencé a respirar con más dificultad que antes, mi cuerpo no podía maquinar todas las sensaciones a la vez, así que recurrí a practicar mi respiración 4 x 4 x 4: inspirar, exhalar, contener.

Así sucesivamente hasta que sentí mis músculos liberarse de la tensión.

—Odio las carreteras—dije para mi misma.

Me quede mirando a la nada, era tranquilizador perderte en el limbo de los pensamientos.

Oh, sé que lo estoy perdiendo, mi estabilidad física y socioemocional, no es bueno, es más que nada aterrador, ni siquiera sé si estoy lista para ver a Junior y enfrentarlo.

No, ya basta, tengo que dejar de pensar estas cosas, él y yo estamos bien, definitivamente todo estará bien. ¿No?, solo pasaremos acción de gracias con su nueva familia.

Dios, suena terrible cuando lo digo con mi voz mental, especialmente cuando recuerdo a la perfección al causante de este desastre.

Pero bueno, Chucky es cosa del pasado, tengo que superarlo y seguir adelante.

—Atención pasajeros, siguiente parada Hackensack, repito, siguiente parada Hackensack.

Sentí la necesidad de rogarle al conductor que me regresara a Derry, sin embargo, no tendría las agallas de disculparme con Junior después.

—Oye, ¿te puedes sentar?—me ordenó el conductor mirándome desde el retrovisor—. La carretera no es segura, y no quiero que alguien se caiga de este autobús en movimiento otra vez.

Hice una mueca.

Vaya, que agradable.

—Perdón—lo obedecí y rodé mis ojos ligeramente.

Sus órdenes reemplazaron mi miedo con mal humor.

—Siguiente parada, el maldito Hackensack—susurre mirando con desprecio al cartel que le daba la bienvenida a personas como yo, simples turistas o antiguos paisanos.