ᝰ Demuestra y dime | 1

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Parte 1

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Parte 1

Entre a la comisaría, no tenía expectativas con lo que iba a encontrarme o escuchar.

Lo único que sabía era que me estaba perdiendo a mí misma, otra vez. Mi estabilidad giraba alrededor de un chico, bueno, también sobre lo que pasaría con mis amigos.

Si es que podía llamarlos así, porque al final solo éramos una bola de desconocidos unidos por un muñeco de plástico.

—Lexy—hablé desde mi lugar, sus ojos estaban hinchados y tenía la nariz roja.

Parecía que había atendido a un funeral.

—Lo siento, Buffy, se fue sin despedirse—trató de tragarse el llanto, parecía que Jake era importante para ella.

¿Sería igual de valioso para Junior?

No lo sé.

—La policía está buscándolo—dijo Devon, se encontraba sentado y su expresión era igual de vacía que la de Lexy.

Jake simplemente huyó.

—No sé cómo decirle a Junior que ya no tiene un hogar—solté, llevaba un buen rato queriendo sacar ese pensamiento de mi pecho—. Y cuando se lo diga no quiero estar sola, así que tienen que ayudarme.

Los miré, los tres nos mantuvimos callados, cada uno en su mundo, el silencio parecía una buena manera de enfrentar el dolor.

—Se lo diremos juntos.

Mire hacia Devon, quien fue el responsable de darme segunda, Lexy aún estaba pensativa.

—No quiero ser negativa y agregar más problemas de los que ya tenemos, pero... llevo toda la tarde con este sentimiento extraño—explique y cruce mis brazos tras mi espalda.

Sus ojos rápidamente me siguieron, sus rostros no reflejaban sorpresa, al contrario, parecían familiares con el sentimiento.

—Nadie dijo que había terminado—Devon suspiro y luego se restregó una mano en el rostro—. No es la primera vez que alguien derrota al muñeco y regresa a la vida, le paso a muchos y seguirá sucediendo.

No me alivio ese comentario, aun así me hizo sentir que no estaba sola.

—¿Y cuándo va a terminar?—la voz de Lexy salió ronca por el llanto—, porque ya estoy cansada de hacer todo bien y luego perder.

Ninguno respondió, nadie lo sabía, ni los que seguían vivos después de convivir en el mismo entorno que Chucky.

—Mamá.

Devon se levantó de su asiento, la detective Evans apareció por la puerta, llevaba el rostro pálido y se le veía cansada.

—¿Sabes algo de Jake?

Negó.

—¿No hay rastro?, no es posible, es un adolescente, debió dejar algo—soltó Lexy en frustración—. Jake no es tan inteligente, y con todo respeto, pero la seguridad aquí es una mierda.

Los miré en silencio, no sabía cómo abogar por Jake, únicamente hablé con él un par de veces y nos cuidamos la espalda. Eso es todo.

—Me gustaría que Jake fuera nuestra prioridad, pero no lo es—habló firme y se giró hasta donde Devon—. Vuelvan a casa, y no salgan, en este momento no podemos buscar a Jake porque todas las unidades van camino al hospital.

El hospital.

—¿Por qué? ¿está todo bien?—pregunté con rapidez y mire hacia Devon y Lexy.

La detective Evans se detuvo a analizar lo que iba a decir, era como si presintiera lo dementes que éramos y que si Junior se encontraba en peligro iríamos a su rescate.

—Váyanse a casa.

—Mamá...

—Una paciente psiquiátrica escapó y asesino a unos doctores—suspiró y luego se masajeó la sien con sus pulgares—. Se los digo para que no se atrevan a acercarse, una patrulla se encargó de desalojar el hospital.

Hackensack seguía siendo Hackensack, y nosotros seguíamos siendo nosotros.

Ni aunque nos amarraran con cinta nos quedaríamos sentados, iremos.

—Bien—respondimos, cada uno a su ritmo.

De poco a poco salimos de la estación, por poco creí que Devon y Lexy se irían también, pero una mano en mi hombro me detuvo.

—¿Acaso pensaste que te dejaríamos sola?, vamos juntos.

—Es cierto, así que deja esa cara larga—Lexy se veía mejor, sus mejillas ya no estaban hinchadas y su rostro ya no se encontraba tan rojo.

—¿Consideran que haya sido Chucky?... el responsable de esas muertes también.

—Es posible, pero nunca hay que descartar el hecho de que aquí en Hackensack siempre ocurren ese tipo de cosas—Devon suspiro y luego fruncí el ceño al ver lo que me mostraba en su celular.

Eran un montón de fotografías, cada noticia, cada prueba, era como un documental de los asesinatos más brutales de Hackensack.

—Realmente tienes que buscar otro hobby, es espeluznante—dije alejando el teléfono de mi rostro.

Seguimos caminando hasta llegar el hospital, pues la madre de Devon no mentía. Había un montón de patrullas, y claramente el noticiero estaba aquí. Siempre hacían de cada asesinato un show.

—La llaman la loca de los peluches—soltó un suspiro—, le dicen así por qué según este artículo llevaba consigo un montón de osos de felpa—comentó Lexy, mirando hacia el hospital—. Creepy.

—¿Qué?

Mi mente me estaba jugando un mal rato, esa mujer, la del elevador.

Sabía que había algo mal, que hablaba más de lo normal, que me miraba más de lo normal, lo atribuía al hecho de que era mayor.

Oh dios, realmente no terminó.

—Chicos, tenemos que encontrar una forma de entrar y rápido.

➜ Lunchbox Friends | Junior WheelerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora