Un pequeño espacio para influir.

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Wanda y Natasha hacen una lista de cinco cosas que nunca han hecho y siempre han querido hacer. (Después de Age of Ultron/antes de Civil War.)

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Wanda usa perfume.

Y aunque eso no es algo muy extraño o inesperado en ella, sí es inusual en el mundo de los superhéroes y los espías. Los perfumes te hacen identificable, memorable. Alertan a los demás de tu presencia antes que cualquier otra cosa. Natasha no ha usado un perfume en toda su vida. Claro que hay aromas que le gustan, que huele con indulgencia cuando está en los grandes almacenes o ayudando a los indefensos (Steve) a elegir ropa en algún sitio, pero nunca se los prueba. Ni siquiera se echa un poco en la muñeca.


Siempre está pendiente del reloj, le guste o no.

Es un miércoles por la mañana, después de un entrenamiento, cuando Natasha percibe el aroma de su perfume en el aire. Se detiene en el pasillo vacío y agradablemente iluminado, con una toalla colgada de los hombros, y se queda mirando el pasillo, hacia donde sabe que está la habitación de Wanda. El perfume es terroso; un poco salado como el océano y sensual, como la piel caliente. Natasha pone un pie delante del otro sin demasiada decisión, y lo hace una y otra vez hasta que llega al final del pasillo y se queda de pie frente a una puerta que está casi cerrada y de la que sólo se ve un trozo del interior de la habitación.

Natasha ve pasar a Wanda por esa abertura, un destello de piel pálida y pelo largo y oscuro. Da un paso atrás, con el corazón acelerado. No importa. Ni siquiera sabe por qué está aquí. En realidad no...

La puerta se abre y Wanda está allí, con los ojos brillantes y claros, el pelo suelto alrededor de los hombros, una camiseta negra que le queda muy bien, tal y como a Natasha le gustan las mujeres. Vuelve a levantar la vista hacia el rostro de Wanda y la encuentra sonriendo; pequeña y secreta, como si pudiera ver los pensamientos de Natasha.

Natasha parpadea un par de veces, recuperándose, cerrando bien su mente. Probablemente Wanda puede leer sus pensamientos.

"Hola, Natasha", dice Wanda con su voz grave y entrecortada. Una sonrisa se dibuja en su boca sin lápiz labial -una rareza- y Natasha no puede evitar dedicarle una de mala gana.

"Ah, lo siento, sólo estaba," Natasha se detiene, levantando la toalla alrededor de sus hombros sólo para tener algo que hacer. "¿Sólo quería ver si habías desayunado?"

"Sí, he desayunado. Soy una persona madrugadora. He visto salir el sol y todo eso". La sonrisa de Wanda crece mientras levanta las manos para recoger la larga caída de su cabello, peinándolo hacia atrás con dedos ágiles y cuidadosos en una cola de caballo, todo el movimiento hace que el olor de su perfume y su desodorante surjan, inundando los sentidos de Natasha, haciendo que se le haga agua la boca. Respira hondo y se obliga a calmarse, a ralentizar los latidos de su corazón. Seguro que Wanda también puede sentir ese tipo de cosas.

"De acuerdo", consigue, dando un paso atrás, mirando hacia el pasillo y rezando por que alguien hablador y distraído como Sam doble la esquina. No hubo suerte. "De acuerdo, supongo que..."

"Hoy he comido Lucky Charms por primera vez", le dice Wanda de la nada, su voz casi distante, pensativa. Natasha le devuelve la mirada, levantando una ceja y una esquina de la boca.

"¿Ah, sí? ¿Qué te ha parecido?"

Wanda vuelve a mirarla a los ojos, verde sobre verde, y su sonrisa es tan bonita que es casi cegadora. Se suelta el pelo, lo deja caer en una cascada de espeso rojo-marrón a su alrededor. El corazón de Natasha da un vuelco a pesar de sus esfuerzos.

ScarletWidow One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora