ScarletWidow One shots

Todo lo que quiero para navidad eres tú. Parte IV.

Encontraré el camino de vuelta a casa
Y encenderé cada árbol
Colgaremos nuestros calcetines para ti y uno para mí
Porque Papá Noel llamó para asegurarse de que estoy preparado
Dijo: "Haz tus maletas y diles que estarás allí"

-Meghan Trainor. 

Una llamada. Solo una. Eso había sido todo. Y con cada segundo que pasaba, los Vengadores se preocupaban más.

Era la tarde del 24 de diciembre y Natasha todavía no estaba en casa. Steve suspiró y miró fijamente su teléfono en la mesa como si eso fuera a hacer sonar. No fue así. Por supuesto que no.

"Hola", saludó a Tony, que acababa de entrar en la cocina y parecía un fantasma. "Hola", respondió Tony entre dientes y se preparó un café, mientras miraba a Steve y el teléfono que tenía delante.

"¿Todavía no se sabe nada de Nat?", preguntó por encima del sonido de la cafetera, sin saber si quería escuchar la respuesta o no. Probablemente no quería, porque ya lo sabía.

"No."

Pero escucharlo lo hizo aún peor. Suspiró mientras dejaba su taza humeante a un lado y enterraba la cara entre las manos. "Algo debe haber pasado. Pero... Natasha no dejaría que pasara nada, ella es..."

El resto de la frase murió en su garganta al darse cuenta: Después de todo, Nat era sólo un humano como todos ellos.

Steve asintió, con el corazón pesado en el pecho. "No va a volver", dijo por fin en voz alta lo que todos habían sabido en el fondo de sus corazones todo el tiempo.

Tony se mordió el labio. "¿Quién se lo dice a Wanda?", susurró, porque en ese momento no confiaba en su voz. Steve suspiró y se levantó. "Yo lo haré. ¿Sabes dónde está?"

Su amigo se encogió de hombros. Steve se fue. Y el café de Tony quedó olvidado.

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321 horas y 43 minutos sin Natasha ya, pensó Wanda mientras miraba los dígitos rojos del despertador de la espía. Ella lo prometió.

Estaba tumbada en la cama de la espía, enredada en las sábanas azul pastel. La habitación de Nat no era para nada oscura, no había que pensar que aquí vivía una ex asesina.

Miró el tablón de anuncios de la pared del otro lado de la habitación y las lágrimas acudieron a sus ojos una vez más.

Había fotos polaroid clavadas por todas partes, en la mayoría aparecía Wanda, en otras incluso Natasha y Wanda. En algunas también aparecían las otras, pero Wanda cerró sus llorosos ojos. No podía soportar verlas más.

Echaba de menos a Natasha, y en el fondo sabía que la espía no iba a volver. El problema era que Wanda no podía admitirlo ante sí misma.

Era increíblemente difícil hacer el duelo cuando no había ningún cuerpo que demostrara que la persona se había ido.

Wanda pensó en las últimas palabras de Natasha antes de que le colgara el teléfono días atrás. Lo sé. Dos palabras con tanto significado detrás de ellas. Porque las palabras de Wanda antes de eso habían sido tres. Te necesito.

Un suave golpe en la puerta le permitió abrir los ojos de nuevo y, al extender sus poderes, pudo sentir la presencia de Steve desde fuera de la habitación.

El hombre estaba rodeado de una gran tristeza y el corazón de Wanda dio un vuelco. ¿Y si él sabía lo que le había pasado a Natasha? Si estaba tan triste, no podía ser nada bueno.