Dulce niña

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Un escalofrío recorre todo su cuerpo. Se siente un poco mareada, una abrumadora sensación de ternura hace que su cuerpo se doble, buscando más. ¿Más de qué? No lo sabe.

Desde aquella noche ha estado rara. No es que pudiera decir realmente lo que había pasado, pero era como si algo se hubiera vuelto del revés.

Natasha nunca ha mostrado debilidad. No estaba en su naturaleza dejar que la gente viera este lado de ella. Pero ella no podía soportarlo más.

Su piel, encendida, incluso acalorada, es tocada con cuidado. Dedos temerosos trazan patrones tontos que van desde el lunar bajo su pecho derecho, hasta el que se encuentra cerca de la herida de bala que recibió hace años.

"¿Puedo tocarte?" Escucha un susurro.

Y, al girar la cabeza para mirar a la figura de su derecha, siente que el estómago se le revuelve de emociones que ni siquiera puede describir.

Sin embargo, Widow asiente. Quiere que la toquen, que la sientan, que la amen.

Wanda sabe que algo está pasando.

Y se siente tan poderosa ahora mismo, teniendo a la única e inigualable Black Widow sin habla esperando sus manos húmedas. Por mucho que disfrute de esta sensación, sus dedos se mueven divertidos. Como si fuera la primera vez que toca a la mujer.

De hecho, recuerda la primera vez que la tocó.

Y la forma en que Natasha se apartó, sin dejar que su cuerpo se disolviera en placer entre sus dedos. Como si quemaran lo más profundo de sus entrañas, como si algo no se lo permitiera.

"¿Esto está bien?" La bruja ronronea angustiada mientras su mano ahueca por completo una de sus firmes y turgentes tetas. Sus pezones sonrosados y alegres se endurecen con los suaves y perezosos toques de sus dedos largos y mágicos.
Jugueteando con el pezón, acariciándolo dulcemente mientras sus ojos llenos de amor siguen cada pequeña reacción que la espía pueda tener.

No puede evitar una inhalación temblorosa. El pecho sube y baja en devoción a ese tacto apacible.

Natasha no recuerda si alguna vez la habían tocado así. No la habían tocado.

Wanda estaba siendo muy cuidadosa, un tacto tierno que casi podía hacerla llorar.

Esos ojos verdes brillantes arden de amor. Sabe que está siendo estudiada por la chica, tendrá que dar algunas explicaciones al día siguiente.

Entonces, siente unos labios hinchados acariciándole la mandíbula. Empuja la cabeza hacia la almohada para tener más acceso. Los besos descienden hasta el cuello, donde unos dulces y cariñosos mordiscos le hacen sentir algo que viaja directamente hasta el cosquilleo que aparece entre sus piernas.

"Yo también quiero tocarte, por favor ¿puedo tocarte?". Natasha casi suplica.

Wanda sonríe al escuchar su voz enredada.

Alzándose sobre ella, agarra su mano y la posa en su cintura: "Puedes tocarme, está bien". Pero como si le ardiera la piel, la espía aparta la mano, ocultando su rostro tras ellas.

"Eh..." Wanda se inclina, agarrando sus temblorosas muñecas. "Nena".

Pero la pelirroja no da señales de rendirse. La bruja se limita a suspirar: "¿Quieres que pare?". murmura desesperada.

La viuda niega con la cabeza: "Lo siento, es que..."

"Está bien, amor", la chica se inclina, tocando su frente con la suya, "No tienes que lamentarlo".

"Confío en ti". La voz quebradiza de Natasha llena de lágrimas los ojos de Wanda.

Ella traga saliva, tratando de encontrar alguna estabilidad en la agitación de emociones que suceden en todo su sistema. "Sé que lo haces, cariño". 

ScarletWidow One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora