▬ 16. PLANES

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ㅤㅤㅤㅤKaus estaba seguro que a ese punto, él y su hermana habían entrado en una especie de desesperada crisis. La crisis de los cuarenta en vampiros. Definitivamente habían desarrollado demencia porque no eran posible las medidas que habían tomado para sus respectivas situaciones.

Altair estaba que rayaba con una obsesión, o eso es lo que el pelinegro creía, por Edward, él no sabría decir si era específicamente amorosa o qué es lo que le ocurría con el melancólico vampiro. Por un lado eso le disgustaba, Cullen no era lo que esperaba que su hermana quisiera, pensaba que merecía alguien mejor, aunque en sus estándares nadie era alcanzable a la rubia ni a su madre, pero por otro lado le daba un poco de esperanzas que la surcoreana presentara interés genuino por alguien.

Después de él, Altair no había sido la misma. 

Se la pasaba preguntándose si Edward podría traer a la que era su hermana de vuelta.

Oficialmente Bella y Edward habían terminado, así lo habían escuchado en el almuerzo. Los detalles eran irrelevantes para él, en cambio Talitha quería saber más. Fue así como surgió la idea.

Sirrah no admitiría que estaba utilizando a su hermana y a Bella para poder alejarse de Alice y Jasper. Para él, ésta desesperada situación requería de medidas igual de desesperadas.

Lo que sí admitía es que tal vez meterse entre las piernas de Bella no había sido de las mejores de sus ideas en el último siglo.

Para los hermanos era obvio que la humana tenía una... fijación por el vampiro, sería solo cuestión de tiempo para que ambos volvieran, pero eso interferiría en los planes de la rubia de acercarse al cobrizo y Kaus siempre sería su fiel cómplice.

Aunque en este particular caso, él se estaba llevando una enorme compensación. La cual era mantener a los dos vampiros, que se hacían llamar sus compañeros de vida, lo más lejos posible. No creía que ninguno de los dos trataría algo mientras el asiático estuviera en una "relación".

Era matar dos pájaros de un tiro. Altair tendría a Edward y Kaus tendría a Alice y Jasper lejos, incluso tenía a Bella como un bono. No podía negar que le mataba la curiosidad saber si ese rostro tímido resguardaba pecaminosos pensamientos que él sin dudas sacaría a la luz.

Sus botas negras emitieron un pequeño chillido cuando el británico se detuvo de repente en uno de los desolados pasillos.

La hora de almuerzo todavía no había terminado, pero faltaba poco para que lo hiciera, así que debía poner su parte del plan en marcha.

KONTROL, a. cullen & j. haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora