▬ 17. SED

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ㅤㅤㅤㅤKaus sabía bien que había provocado a una mini y seductora versión de un ángel caído y, si otra cosa sabía, es que aun necesitaba un poco más de tiempo para disfrutar el caos que estaba provocando en ese triste pueblo. Entonces decidió hacer lo más sensato.

Ir a la gran ciudad y alimentarse de algún humano distraído de por ahí.

Últimamente en Seattle había unas muertes un poco raras, nada de incumbencia de Kaus, pero era un momento ideal para que él se alimentara sin hacer sospechas y, sobre todo, no poner como una perra a su hermana.

Miró con la nariz levemente arrugada un bar que no tenía la mejor pinta, pero eso lo así el lugar ideal para que su crimen fuera perfecto.

Buscó con sus ojos rasgados y oscuros su mejor oportunidad, y con facilidad lo encontró. Era un hombre, un poco mayor, pero eso sin duda no le quitaba lo atractivo, con el cabello castaño al igual que una barba ligeramente larga del mismo color. Curiosamente era más alto de Kaus, y vaya que él era alto con su metro y noventa. Se notaba que estaba bastante ebrio, lo suficiente como para dejarse engañar por los encantos del vampiro, aunque Kaus podía lograrlo incluso si ese hombre estaba sobrio.

—Sírveme otro.

Kaus, sin poder evitarlo, arrugó la nariz al escuchar su acento sureño, igual de disgustante que el de Jasper. Pero rápidamente puso una sonrisa al estar más cerca y sentir el olor de su tentativa sangre más fuerte y su sed aumentó en ese momento.

—Yo invito —le dijo al barman antes de sentarse al lado del hombre.

La confusión fue clara en su rostro, sin molestarse en disimular mientras Sirrah lo miraba con su mejor sonrisa de conquista.

—¿Nos conocemos?

—La verdad no, pero me gustaría mucho que nos conozcamos —admitió con su característico tono pícaro.

Para la sorpresa de Kaus, el hombre pareció comprender muy fácilmente lo que él quería, más bien lo que creía que quería.

—No me van los chicos —le dijo de forma directa y le dio un trago a la bebida que el barman le trajo.

Kaus se encogió de hombros, respetaba la sexualidad de la gente, por más que sabía bien que eso él lo podía hacer cambiar. No necesitaba acostarse con él, aunque no iba a negar que le gustaría y sería un buen extra para que su día fuera increíble. Pero obviamente si el hombre no quería no lo iba a obligar o buscar.

—Está bien —aceptó con simpleza y también tomó de la bebida. Era whisky, barato y americano, dos cosas que Kaus odiaba. Sonrió para sí mismo cuando una idea descabellada pasaba por su cabeza, pero a decir verdad no era la primera vez que usaba ese plan. —¿Qué tal si tomo su sangre?

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⏰ Última actualización: Aug 27 ⏰

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