102. ¿Cuál es la prisa? ¡No lo dejaré morir!

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Después de un largo silencio, Li Guangning abrió la boca. Wang Li le hizo saber su disposición, pero todavía estaba inmerso en la preocupación por Du Yuzhang.

Ya había pasado mucho tiempo desde que la habitación opuesta quedó en silencio.

Era como si no hubiera ninguna persona viva allí...

-"¡Necesito que me traigan todo eso!"

-"Su Majestad, de acuerdo"

Li Guangning se puso de pie después de dar algunas órdenes a los pequeños eunucos.

Y miró hacia el charco de sangre falsa, con una sonrisa fría en el rostro.

-"¿Recuerdas la última vez que te pedí que prepararás los frascos de oro, grilletes, látigos y medicinas? Tráelos todos".

-"¿Su Majestad?"

Wang Li casi se cae al suelo,

-"¿Enserio quiere quitarle la vida a Du Yuzhang?"

-"¿Cuál es la prisa? La mejor sopa de ginseng y píldoras también serán preparadas para Du Yuzhang". Li Guangning sonrió con frialdad, "No lo dejaré morir. Es solo que esta vez no le será tan fácil escapar del crimen de tratar de engañarme.

En los últimos años, lo he mimado tanto que ha olvidado la grandeza del rey. De ahora en adelante, sacaré mi rigor. Y le haré saber a ese perro que soy el hijo del cielo, su majestad y su amo!".

El odio en sus palabras hizo temblar a Wang Li, quien solo se arrodilló y no se atrevió a hablar.

-"Parece molesto tener que limpiar todas estas cosas elegantes en el suelo. Me molesta el echo de solo ver lo sucias que han quedado por culpa de ese maldito"

Li Guangning volvió a mirar el charco de líquido rojo brillante y negó con la cabeza.

-"Realmente esperé tres horas. Espere de todo corazón que el resultado sea diferente. Pero finalmente, ahora que los resultados ya han sido dados ¿no sigue siendo esto un fraude? Cometí un error. Debí haber sabido que no debía tener esperanzas en Du Yuzhang"

Pronto, unos eunucos presentaron al rey todas las cosas que había pedido. Li Guangning miró a su alrededor y preguntó:

-"¿Y el látigo?"

Wang Li estaba atónito.

-"Su Majestad usted solía ​​estar cansado de Du Yuzhang todo el tiempo, ¡pero nunca usó un látigo!".

-"El pasado es el pasado, ahora es el presente. ¿Acaso no puedo complacerlo como antes?"

Li Guangning se burló y esperó a que los eunucos le trajeran algunos látigos.

Cuando ya los tenía en manos, cogió uno y con mucha fuerza tiró de él en dirección al suelo, provocando así un fuerte estallido.

-"Esto no servirá. Es demasiado grueso y pesado. Puede lastimar fácilmente los huesos.

Du Yuzhang, es un perro que no tiene nada excepto piel y carne. Si uso este quizás le rompa los huesos, y yo solo quiero disciplinarlo, no matarlo".

Dijo Li Guangning mientras probaba uno por uno. Desafortunadamente, estos látigos eran demasiado ásperos o demasiado pesados, y ninguno de ellos llamó su atención.

Li Guangning arrojó al suelo el último látigo y parecía infeliz.

Además, solo queda uno que se coloca solo en una pequeña caja.

El rostro de Wang Li cambió cuando vio que los ojos del emperador se posaron en esta.

-"Eso es demasiado ... ¡Si no fuera para lidiar con los criminales más atroces, los oficiales nunca usarían ese látigo!"

La mascota del rey /君宠难为 [novela china]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora