Tanto Amelia Blight como Lucia Noceda no creen mucho en las estúpidas palabras del "amor", no después de las malas experiencias que pasaron en su adolescencia.
La relación de esas dos era en extremo tóxica, y siempre que alguien les preguntaba si te...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Esta clase de días eran los que Lucia más odiaba; la entrega de notas.
Ese momento era simplemente aterrador para ella, porque así sepa que Robert no le prestará la mínima atención mientras está en un viaje de trabajo, todavía sentía ese nerviosismo intenso por el trauma que tiene con el sí sacaba malas notas, lo que sucedía, prácticamente, todo el tiempo, y la ansiedad no le ayudaba para nada. Hasta este punto, no le quedaban muchas uñas, y sus antebrazos estaban ardiendo en rojo, no hace falta explicar por qué están de esa manera.
El profesor pasa por cada uno de los asientos, por suerte o mala suerte para ella estaba justo en la esquina del salón, ósea que era la última.
—Amelia Blight, otro 20. Felicitaciones —El profesor dice justo detrás de la morena, y Amelia sonríe y musita un "Gracias" hacia el profesor—. Noceda.
Y este era el momento en que su corazón para de latir por un momento.
El profesor suspira, —Otro 5 —Dice, entregándole su hoja de examen con casi todas sus preguntas tachadas con una 'X' roja, Lucia puede sentir sus mejillas calentarse de la vergüenza, porque todos en su clase sacaron buenas notas, menos ella—. Dios, ¿Qué haré con usted?
La morena solo puede bajar la cabeza. Sabe que su profesor es comprensible y no le hará pasar vergüenza como otros profesores de la universidad, pero igualmente las ganas de llorar para ella son infernales.
Tanto era, que ni siquiera notaba la extrañada mirada de la Blight mayor a sus espaldas.
El profesor miró a su alumna para luego fijar su visión en el resto del salón para buscar alguna idea que todavía no haya utilizado en ella, hasta que sus ojos se fijaron en cierta peli lila ahora copiando la tarea asignada en el pizarrón. Cuando un foco en su cabeza se encendió, dio un pequeño sobresalto, y luego tocó el hombro de Lucia para la confusión de la misma.
—Blight, quiero pedirle un favor —Dice entre los asientos de sus dos alumnas—. Sé que usted y la señorita Noceda no son muy amigas por así decirlo, pero como es mi mejor alumna me preguntaba si podría ser la tutora de Noceda por lo que queda de año.
La señorita alza de inmediato su vista al igual que la otra señorita, ambas se miran por una fracción de segundo en los que cualquier rastro de culpa o nerviosismo desapareció del rostro de Lucia.
Como dijo el profesor, no son las mejores amigas por así decirlo; es un rara relación de ami-enemigas con derechos que tienen desde que iniciaron la universidad.
—Está bien si no puede. —Dice de nuevo el profesorado, sacando a las dos chicas de su trance.
—N-No. Está bien, profesor, no hay problema. —La peli lila mira de nuevo a la morena, la cual inmediatamente apartó su vista.
—¿Te parece bien, señorita Noceda?
Ella solo asiente como siempre ante la pregunta; odiaba hablar cuando estaba enojada o ya ansiosa por la entrega de su nota.
