▪️°~13~°▪️

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Lucia con desdén y poco respeto entro en esa horrible y detestable sala, camino un poco está el sofá en el centro con los brazos cruzados y las piernas abiertas, algo impropio para una señorita como seguramente diría la señora frente a ella, pero le valía 3 kilos de mierda.

Su mirada era dura y de pocos amigos hacia la señora frente a ella; una bruja de 45 años que se decía que era una psicoterapeuta. Ella no la engañaba; sabía lo que le iba a decir detrás de esa mirada dulce de mierda.

El silencio aguarda entre ellas. Ella no quería hablar pero su contraria tampoco parecía tener intenciones de hablar.

—Sé lo que me va a decir. —Dice por fin, rompiendo el silencio en el consultorio.

—¿Ah sí? ¿Qué te voy a decir? —Pregunta ella, sin señales de molestia.

—Qué no debí ir a esa fiesta, que no debí ponerme ese pantalón ajustado. Qué lo provoque y que quería y merecía eso. Todos los malditos psicólogos dicen exactamente lo mismo. —Contestó.

—¿Quién te dijo eso, Lucia?

La chica, ante esta respuesta ciertamente inesperada, apartó la mirada y se mordió la mejilla. Su expresión antes ruda se suavizo un poco.

—Mi... mi anterior psicólogo; el que me asigno mi padrastro —Contestó con la voz baja, volviendo a mirar a la señora frente a ella—. El... me dijo que lo provoque, que incluso lo disfrute y me mandó de tarea tocarme pensando en eso. —Ahora, aquel semblante revelde desapareció por completo; lo que vio la mayor en la sala fue a una chica que le lavaron el cerebro con palabras totalmente machistas y de mentes cerradas.

—Lucia, soy la Doctora Flora. Sé muy bien lo que pasaste gracias a tú hermano y como sufriste después de esto. No estoy aquí para juzgarte, ni mucho menos para culparte, porque lo que te hicieron en ninguno sentido fue tu culpa. Te quiero ayudar a salir de ese hoyo en el que te lanzaron miles de veces. Soy tu psicóloga a partir de ahora y será mi trabajo ayudarte.

Lucia la miró a los ojos; analizó su mirada y como derrochaba un aura totalmente diferente a la de todos los psicoterapeutas que le asignó Robert.

Tenía que confiar si quería salir de ese hueco en el que la lanzaron cientos de veces.

—Este es un ambiente seguro, y puedes tenerme cualquier tipo de confianza. Nada saldrá de esta sala sin tu consentimiento. Puedes contarme lo que pasó entre tus padres y tú, tu padrastro... e incluso lo que te hizo el...

La chica suspiro.

—¿Promete que no le contará nada a mi hermano?

Ella asintió.

—Nada saldrá de aquí sin tu permiso.

—Nada saldrá de aquí sin tu permiso

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—... Sinceramente desde ese entonces todo en mi vida se fue más a la mierda; mi única escapatoria para mí en ese momento era la música o mis cigarros. Hasta que... conocí a alguien.

🖤~Crazy In Love~🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora