Capitulo 3

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-Sé que dije que volvieras cuando quisieras pero, no creí que sería tan pronto- Menciona el director Yaga –No llevas ni un día y ya estas peleando?- Habla el hombre sin permitirse distraer de lo que hacía en ese momento

Yaga Masamichi, un hombre que ronda los cuarenta años se encontraba realizando un lindo peluche de panda a mano mientras regañaba a un estudiante por mala conducta.

-Extraño- Pensó Itadori

-Entonces, que tienes que decir en tu defensa?- Pregunta el director concentrado en su panda

-Lo siento, me sentí intimidado y actué sin pensar- Se disculpa haciendo una pequeña reverencia

-No deberías pedirme perdón a mí sino al joven Gojo, aunque debo admitir que me sorprendes, con lo engreído que él es me extraña que se haya dejado golpear- Explica Yaga –En fin, solo discúlpate y que la situación no se vuelva a repetir- Sentencia el mayor dándole una pequeña sonrisa al chico

-Muchas gracias Yaga Sensei-

-Toma, antes de que te vayas-

-Qué es esto?-

-Un panda-

Cuando finalizo el horario de clases Itadori se despidió de sus nuevos amigos, Nobara y Megumi, y corrió rápidamente a la enfermería, quería disculparse con su Senpai antes de ir a casa.

Al ingresar al lugar se dio cuenta de que la enfermera no estaba, solo estaba un alumno albino recostado en una camilla así que se acercó a él sigilosamente.

-Este...yo...-Comienza Yuuji un poco avergonzado –Quería disculparme por lo de hace un rato y...Estas bien!?!?!-Pregunta bastante preocupado

Satoru estaba viendo fijamente a Yuuji con grandes y brillantes ojos de cachorro enamorado que parecían estar llenos de emoción y admiración, una diminuta sonrisa también adornaba sus labios y tenía un ligero tono rosado en las mejillas.

-Solo venía a decir eso, que lo lamento y tal vez podríamos olvidar todo y comenzar de nuevo- Explica el pelirosa amablemente –Mi nombre es Itadori Yuuji, es un gusto conocerlo Senpai- Dice el chico extendiendo su mano con una linda y sincera sonrisa que dejaba ver su dentadura blanca

El corazón de Satoru dio un salto al verlo sonreír así para él, en menos de un día ya había visto varias facetas de Yuuji.

-Lindo, lindo, lindo, lindo- Era lo único que pasaba por la mente de Gojo- Yo soy Satoru Gojo- Responde guiñándole un ojo

Itadori no pudo evitar que sus mejillas se tiñeran de rojo por alguna razón, su corazón se aceleró un poco y sin darse cuenta comenzó a inundar la habitación con su dulce aroma.

Satoru estaba deleitado con esa azucarada fragancia, ahora que podía olfatearla claramente podía identificar el característico aroma de las manzanas con almíbar y un toque de canela, su boca comenzó a hacerse agua y sus colmillos picaban ligeramente.

Jamás se había sentido atraído por nadie ni mucho menos por su esencia pero Yuuji, él y su dulce olor comenzaban a llenarlo de una manera que no comprendía. Ese pequeño era especial, tenía un lindo aspecto físico que lo hacía parecer el ser más puro e inocente del mundo, pero era solo una fachada para ocultar a una jodida bestia que rivalizaba con la fuerza de un alfa.

Tal vez era producto del golpe que recibió antes y le removió el cerebro pero por primera vez, Satoru quería acercarse a un omega por voluntad propia, quería ahogarse con esa dulce esencia de manzanas hasta quedar satisfecho o morir.

-Omega, omega, omega, omega- Comenzó a escuchar a su molesto alfa interior –Espera aún es muy pronto- Trataba de reprenderse a sí mismo

Al darse cuenta de sus estúpidas feromonas que salían sin control Yuuji no pudo evitar sentirse avergonzado, así que se despido de su Senpai y emprendió la huida dejando al albino algo consternado e insatisfecho.

Sweet LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora