Capitulo 32

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-Yuuji gracias a todos los dioses que estas bien, no sabes lo aterrado que estaba de que algo malo te pasara- Lloraba Choso sobre el hombro de su hermano –Yo tenia tanto miedo...- Hipa el pelinegro apretando el cuerpo entre sus manos mientras las lágrimas fluían y mojaban el hombro del pelirosa

-Está bien no me paso nada gracias a Satoru, el doctor también me reviso así que ahora todo está bien- Intenta consolar Yuuji dando algunas palmaditas en la cabeza de su hermano mayor

Esa tarde Choso lloro sin consuelo durante todo el día en los brazos del pequeño omega. No podía describir lo culpable y miserable que se sentía por el peligro al que expuso a su hermanito, aunque evidentemente ninguno de ellos tenía la culpa de nada.

Satoru estuvo desaparecido hasta la noche, donde solo llego a dormir al lado de su lindo esposo, llenándolo de besos y afecto. Sabía que el pelirosa lo necesitaba más que nunca, al menos todo estaba resuelto ahora y ya no tendría que preocuparse por nada.

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Es muy común escuchar la frase que dice "después de la tormenta viene la calma" y es justo lo que le pasaba al feliz matrimonio de Yuuji y Satoru, aunque habían pasado por algunas dificultades en su vida siempre lograban salir adelante juntos.

De esta manera, después de salir de otra situación complicada lo que sobrevino fue una gran calma, el tiempo siguió avanzando pues este no se detendría por nada del mundo. Gojo siempre estuvo más que al pendiente de las necesidades de su esposo, hasta que de forma inesperada, el tan ansiado y temido día por fin llego.

Satoru se encontraba en una esquina apartado de toda esa gente aburrida, el albino había sido invitado a formar parte de una lujosa comida organizada por personas importantes con las que solía interactuar por cuestiones de negocios.

Era común que de vez en cuando la gente rica se reuniera de manera amistosa para hablar sobre cosas de sus trabajos, formar alianzas o algo que dejara beneficios para saciar esa creciente necesidad de poder y más riquezas. Gojo sabía en qué consistían esas reuniones, básicamente en ser un hipócrita y fingir que todos los presentes te agradan aunque evidentemente no sea así.

Todo era tan malditamente aburrido, una de las grandes desventajas que el albino siempre tenía dentro de esas reuniones sin duda alguna era su edad, como era el más joven entre todos esos ancianos se aburría con facilidad y se sentía fuera de sintonía con las demás personas.

Era aburrido escuchar a todos esos alfas presumidos hablar sobre sus riquezas y fanfarronear sobre su poder, sobre la gran cantidad de omegas con los que se acostaban y lo fácil que era conseguir cualquier cosa. A Satoru le enfermaba escuchar todo aquello, por lo que simplemente se limitaba a no participar en las conversaciones a menos que fuera realmente necesario.

Gojo estaba derrotado sentado en el sofá más alejado de todos, veía como muchos de sus "socios" habían traído acompañantes. Le habría encantado traer a su lindo esposo pero por obvias razones no podía hacerlo considerando el delicado estado en el que se encontraba en sus últimas semanas de embarazo.

Solo quería salir de ese horrible lugar, regresar a casa a darle muchos besitos a su amorcito y mimarlo hasta que lo echara de la habitación por ser tan molesto. Necesitaba pensar en una buena excusa para salir de ahí sin dejar en evidencia que odiaba a todos. Un suave tirón de la manga de su traje llamo su atención.

-Porque tan solo querido?- Pregunta un jovencito bastante coqueto que ya comenzaba a acariciar el rostro del albino y a liberar sus feromonas para intentar seducirlo

A juzgar por el dulce aroma del muchachito Satoru pudo identificarlo como un omega, y viéndolo bien supo que se trataba del acompañante de uno de sus socios de trabajo.

Sweet LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora