Positivo y Negativo ✔️ 🏳️‍🌈

4. Loreyna y Nathaniel

Yelsha
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Doy un bostezo mientras el tren se detiene; los ojos me pican por el sueño, pero lo dejo pasar. Cuando Maya entra, está sudada, con el cabello rubio hecho un desastre y algunos mechones pegados a su rostro. Se deja caer a mi lado, respirando con dificultad.

—¿Acaso corriste un maratón? —le ofrezco una botella de agua que se toma casi por completo.

—Hola, gracias—habla entrecortada—. Creí que el tren estaba por dejarme; ahora veo que mi carrera fue en vano—dice con decepción, a lo que sonrío.

—Se retrasó de nuevo, ya sabes, por las protestas. ¿Está lista para la aventura de hoy? —menciono. A veces me olvido de hablar y me quedo como una boba viéndola.

—Sí, pero no pienso hacer nada que atente contra mi vida —me señala con un dedo de manera amenazadora—. Dije salir de mi zona de confort, no "desvivirme".

—No creo que esa palabra se use así—la corrijo.

—El punto es: ¿Es peligroso?

Está tensa y yo amo el drama, así que me aseguro de decirlo de la manera más exagerada, como en una película mexicana antigua.

—No es nada malo, pero—suspiré, viendo hacia la ventana—me alegra que el tren esté en movimiento.

—Yel—la siento revolverse en la silla por la desesperación.

—Maya, llevas un mes y medio aquí, y soy tu única amiga; necesitas conocer gente—me vuelvo hacia ella, dejando mi papel de lado—. Pronto entraremos a la escuela; es bueno que conozcas a mis amigos.

—¿Hablas de socializar? Porque no tengo ningún problema en tirarme del tren.

—Vamos, no seas exagerada; te caerán bien—le coloco una mano en el hombro para calmarla mientras intento retener otro bostezo.

—¿Tengo que conocerlos hoy? Vamos, Yel, puedes presentármelos en clase—se cubre el rostro.

"De ninguna manera podría hacer eso."

—No, debe ser hoy—Maya me mira con los ojos entrecerrados.

—¿Qué ocultas?

—Nada—"mentirosa"—. Escucha, más que mis amigos son mi familia; sé que se llevarán muy bien. Además, ellos se mueren por conocerte. De todas formas, no voy a obligarte a nada, pero dales la oportunidad—junto mis manos en una plegaria.

Maya me analiza un momento para luego soltar un quejido.

—Tú ganas—se rinde al fin—. Pero si me siento incómoda, sácame de ahí.

—No hay problema, estoy segura de que no pasará—la abrazo—. Nos bajamos en la siguiente parada.

Maya mordisquea su labio inferior mientras se trona frenéticamente los dedos.

—Querida, te los vas a arrancar—le tomo la mano, que está fría—. ¿Muy nerviosa?

—Sí, al menos cuéntame algo de ellos. ¿Cómo son? ¿Qué les gusta? Cualquier cosa.

—Yo preferiría que se lo preguntaras a ellos—ella agacha la mirada; sé que no es lo que quiere escuchar, y al final su carita me gana, no puedo ser tan cruel con ella—. Te contaré cómo los conocí.

Maya se acomoda en la silla, prestándome toda su atención con los ojos muy abiertos.

—Bueno, cuando te dije que eran familia, no exageraba. Loreyna es mi prima, prácticamente mi hermana. Vivió toda su vida en Francia hasta hace un año, cuando mi tío decidió que viviera con mi madre y conmigo. Y Nathaniel es su novio desde hace casi el mismo tiempo.