Positivo y Negativo ✔️ 🏳️‍🌈

19. La casa de mis padres.

Maya
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Mientras más conducía Victoria a donde se supone era mi hogar sentía que me alejaba del verdadero.

—Por lo menos estamos juntas—  sabia que lo decía para animarnos a ambas—y en cualquier momento podemos volver a casa.

La mire — "Volver a casa"—Se siente tan bien poder decir eso— Pero estoy consciente que no es del todo cierto.

—La casa está pagada, tu nombre tambien está en ella.

—Las dos sabemos que solo a los dieciocho podré ser libre— dije con frustración.

—Falta poco.

— Ella podría decidir que ya no regrese contigo y adivina, no podrías hacer nada.

— Tenemos un trato—dijo no muy convencida— Ella lo va a cumplir.
Mire por la ventana sin decir nada el restó del camino, cuando nos adentramos a las calles conocidas mi espalda se tenso.

—Llegamos— Victoria soltó un suspiro— recuerda sonreír.

—Recuerdame recordarlo— fruncí los labios saliendo del auto.

Caminamos a la entrada quedándonos de pie viendo la puerta.

—¿Quién toca el timbre?— rompió el silencio.

—Tú eres la mayor.

—Y tu la hija.

—Tu también eres su hija.

—Pero tu la favorita— me empujó a la puerta.

—Cobarde— toque el timbre.

—No te lo voy a discutir— se paró atrás de mí— recuerda sonreír.

—No puedo— escuche los pasos acercándose a la puerta— tengo miedo.

—Yelsha— susurró antes de que la puerta se abriera lo que me hizo gracia.

—¡Hija!— Apareció mi madre por la puerta abrazándome como si no me viera en años.

—Hola mamá.

— ¿Está chica te alimenta bien?— me reviso los brazos y el cuello— Tal vez te dejamos ir muy pronto.

—Hola también— Mencionó Victoria— te puedo asegurar que la he cuidado muy bien, tal vez mejor que tú.

—No seas insolente— la regaño mamá —¿Sí estas bien? ¿No quieres volver a casa?

—Estoy excelente— informe— Vico es la mejor hermana.

— Bueno, ya pasen o van a congelarse— me soltó para dejarnos pasar.

—¿Y papá?— pregunté dejando el suéter en el perchero.

—En la cocina, pasen seguro están hambrientas.

Entre a la cocina analizando alrededor notando que todo seguía igual que cuando me fui.

—Maya, muñeca— me saludo mi papá.

—Hola papá— lo abracé.

—¡Qué grande estas!.

—Papá sigo exactamente igual.

— Siento que no te veo en tres años— me soltó cuando vio entrar a Victoria— Hola.

—Hola— desvió la mirada.

—Tú sí que cambiaste Vico. ¿Hace cuanto te fuiste? — su voz intento sonar neutra pero se notaba un aire de dolor.