Positivo y Negativo ✔️ 🏳️‍🌈

18. Feliz cumpleaños Nathaniel

Yelsha
──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

Me subí al tren sintiéndome, por primera vez, feliz de ir a clases. Después del inconveniente con mi madre, fue prácticamente imposible reunirme con Maya. Ambas teníamos que estudiar y descansar, cosas que impedían vernos.

Por eso me sentí tan aliviada cuando vi su cabellera rubia subiendo al tren. —Te extrañé —dijo a modo de saludo.

—Solo fueron tres días —le hice espacio quitando mi mochila para que se sentara.

—¿O sea que no me extrañaste? —mencionó, fingiendo ofensa.

—Cada minuto —dramaticé—. ¿Te sientes bien para el examen? —su gruñido me indicó que no.

—Física me está matando —dejó caer su cabeza en la silla de enfrente—. ¿Por qué no puedo ser como tú o Alex? Sus proyectos son increíbles.

—Puedo ayudarte con el examen si quieres —le tomé el hombro.

—Te lo agradecería.

—No es gratis —le pasé la guía de estudio que había hecho—. Es un beso por pregunta.

—Creo que puedo pagarlo —siguió el juego, pero luego adoptó una postura más seria—. Hoy será el primer día en que ayudes a tu mamá. ¿Cómo estás?

—Estaré bien siempre y cuando estés conmigo —dije con sinceridad—. El doctor dice que será un proceso lento y difícil, pero que es bueno que lo haga.

—Ya lo creo. No estás sola en esto. Además, traje refuerzos —abrió su mochila, dejando ver una caja.

—Donas de la tristeza —sonreí—. Me recuerda a la primera vez que me besaste.

—Definitivamente, ahora son más especiales.

El silbato del tren anunció nuestra parada, y bajamos. Al poco tiempo, el auto del tío Joseph se estacionó cerca de la entrada, dejando ver a Loreyna y Nathaniel.

—Hoy es la fiesta sorpresa de Nathaniel. ¿Lo felicito o finjo que se me olvidó? —susurró Maya en mi oído.

—No, es mejor felicitarlo. Sabe que no lo olvidaríamos, así que sospechará —respondí de la misma manera.

—Yel, ¿no crees que saturaste mucho tu día? Escuela, tu madre y la fiesta de Nathaniel.

—Ese es mi plan, así no me afectará tanto. Además, hoy solo son los exámenes. A lo mucho estaremos aquí dos o tres horas.

—Si tú lo dices —comentó antes de que Nathaniel y Loreyna llegaran—. ¡Hola, feliz cumpleaños, Nath! —lo saludó animada.

—Gracias —respondió él abrazándola.

—¡Feliz cumpleaños, cuñado! —lo abracé también.

—Gracias, cuñada —me revolvió el cabello.

—¿Cómo estás con los exámenes y todo eso? —comencé a distraerlo mientras Loreyna y Maya se adelantaban para planear lo de la fiesta.

—Bueno, espero de corazón que el profesor diga que, como regalo de cumpleaños, no tendré que hacer ni uno.

—Sigue soñando —le di unas cuantas palmadas en la espalda.

Ambos caminamos hacia el salón de clases, pero la escuela tenía un ambiente diferente, como si todos estuvieran a punto de arrancarse la cabeza.

—¿Esto es por los exámenes?

—Son los finales. Creo que es normal que todos estén estresados. Por cierto... —me tomó del brazo para entrar al auditorio—. Tu tío dice que la presentación de los proyectos será antes de los exámenes.