15. Campamento

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Maya
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El aire es fresco, se respira emoción, alegría y un poco de sueño. Los profesores nos citan tres horas antes de las habituales de clases, por lo que los chicos de la noche están somnolientos y, para qué mentir, irritados.

—Maya —me saluda Loreyna desde la distancia, con alegría. A su lado, la acompaña Nathaniel, que arrastra a una casi inconsciente Yelsha.

—¿Emocionados? —me acerco a ellos.

—Nunca me aburro de los viajes, así sean escolares —dice Loreyna, colocándose unas gafas de sol rosas.

—Fantástico. ¿Y qué le pasó? —señalo a Yelsha, sin poder seguir ignorando que se ve terrible.

—Sí, te la regalo —dice Nathaniel, arrojándola hacia mí. Extiendo los brazos para atraparla.

—Esto de los horarios es un desastre —murmura en mi cuello.

—Le dije que durmiera —la regaña Nathaniel—, pero ¿qué hizo? —se dirige a mí y a Loreyna—. Me tiró una almohada diciendo: "¿Quién eres, mi esposa? Ñiñiñi".

—No es justo que tenga que alterar mi horario para acoplarme al "normal" —empieza a tambalear, por lo que la sujeto mejor—. ¿En qué año estamos, 2000? ¿Desde cuándo el día es lo correcto?

—Tranquila —le acaricio el cabello para calmarla—. Nadie está diciendo que el día es mejor o lo correcto.

—Tony Stark, te ves horrible —Alex le revolvió el pelo.

—Alex, tengo tanto sueño que hasta me alegra verte.

—Sí que estás mal —menciona, perplejo—, pero ya dormirás en el bus.

—Buenos días, chicos y chicas —el director hace su aparición, deteniendo la pequeña conversación—. Bienvenidos al viaje anual. Veo que algunos están cansados; lamento eso, pero como saben, el sector turismo suele desarrollarse en gran parte por el día. Pero no se preocupen, se prepararon actividades para los estudiantes de la noche. Este año viajaremos a Manzanillo. —Los gritos entusiasmados no se hacen esperar—. Y se hospedarán en Manzanillo Caribbean Resort. No hagan quedar mal a la institución.

—Ese lugar es increíble —me susurra Loreyna.

—¿Cómo es? —intento no chillar de la emoción.

—Playa, bosques, estrellas y hermosas cabañas —contesta Yelsha, arrastrando las palabras—. Perfecto para crear recuerdos inolvidables.

Sonrío para mí misma; tengo un par de ideas para que sea inolvidable.

—Bueno, sin más tardanza, suban al bus en orden y obedezcan a sus maestros.

Intento arrastrar a Yelsha hasta el transporte, pero al paso que vamos, no llegaremos nunca.

—Tú lleva los bolsos y yo a Tony —dice Alex, levantándola en su hombro como si fuese una pluma.

—Eres muy cómodo —Yelsha reposa su cabeza en él como si fuese una almohada—. Y muy fuerte. Si me gustaran los chicos, seguro me gustarías.

—Empiezas a asustarme —responde, serio.

—Solo no ha dormido nada —lo calmo—. Es como si estuviera drogada.

Subimos de último al transporte, así que solo queda libre un par de asientos en el centro. Debido a que Yelsha pasará todo el viaje dormida, me doy la libertad de sentarme del lado de la ventana. Después de que Alex la deja a mi lado, se va junto a Nidelys, que le ha guardado asiento.

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