Siento manos por todos lados. Tocando, presionando, inmovilizándome.
Algo impide que pueda respirar con normalidad, no lo veo pero lo siento. Empiezo a hiperventilar mientras el sudor humedece mi frente pero soy incapaz de abrir lo ojos, solo de sentir.
Algo me pincha la mejilla y reconozco lo que es: una barba.
Una imagen se plasma en mi mente. La imagen de mi psicoterapeuta pensando que estaba drogada, abusando de mí.
Trato de forcejear pero no sirve de nada, no puedo moverme.
No solo siento sus manos por mi cuerpo, son tantas que apenas sé de cuantas se tratan.
Me siento asfixiada, mi voz se mantiene presa en mi garganta. Ni siquiera sé si estoy respirando.
Las manos, rugosas, ásperas, arrugadas, grandes, pequeñas... se pasean por todos lados pero llega un momento en el que esas malditas manos toman un mismo rumbo.
Las que están recorriendo mis piernas empiezan a ascender y las que tocan por encima de mi cintura descienden, yendo a por un mismo objetivo.
Trato de gritar, pedir que paren pero no puedo modular o ver nada. Absolutamente nada.
Todas esas manos tocan mi cintura y...
—¡Alala, despierta!—la simple orden de esa voz tan conocida me obliga a abrir los ojos y sentarme al segundo sobre la dura superficie.
Empiezo a toser al sentir cómo me falta el aire, estoy hiperventilando.
Me tenso en cuanto unos fuertes brazos me aprisionan en una asfixiante cárcel que hace que me remueva en mí lugar.
Justin se separa con la preocupación tiñendo sus facciones.
Me pasa la manga de su chaqueta por la frente, restregando mi sudor.
Me cuesta comprender la situación.
—¿Te traigo algo de beber, de comer?
No contesto, sintiéndome aturdida.
Estamos en esa cueva, en esa cueva en la que me quedé dormida anoche.
Y no estoy segura si soñé eso de haber visto a Bryan o no.
Pestañeo un par de veces antes de dirigir mi mirada al rubio acuclillado junto a mí.
Todos siguen durmiendo en sus respectivas mantas y con sus respectivos compañeros.
Érica no está conmigo, está entablando una animada conversación con Newt a unos metros.
—No... no quiero nada—murmuro perezosamente, restregando mis manos por mis ojos, tratando de desperezarme.
—Espera aquí, te lo traeré igual.
Se levanta y se encamina hacia Newt y Érica, les dice algo y me miran con amplias sonrisas, pero es Érica la que se acerca a mí.
Llevo mis rodillas al pecho, recordando las sensaciones que hace segundos me consumían y me hacían agonizar.
Esto no puede estar pasando, no otra vez. Ya lo había superado, eso ya lo había superado.
—Buenos días, Alala—canturrea Érica con unas ojeras notables bajo sus verdes ojos.
Se sienta junto a mí pero poca atención le presto.
Juraría que anoche sucedió algo pero no recuerdo con exactitud el qué. Ni siquiera sé si lo que pasó en el campo de zarzas ayer fue real o una simple traición de mi subconsciente.
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Alala (EN PAUSA)
FantasyBILOGIA DESTINO #2 Alala Murphy y Bryan viven un año bastante complicado para su extraña relación. Y tras Alala poder cumplir una antigua promesa ella tendrá que someterse a muchas cosas... Verdades dolorosas. Perdidas irreparables. Sentimientos con...