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Me sobo la nuca con un susurro lastimero, hace mucho calor y estoy sudando a dar y tomar.

Soltando el aire que estaba en mis pulmones giro con pereza la cabeza en dirección a la cascada de enredaderas que enmarcan la entrada de la cueva, pero como las siete veces anteriores que miré, nadie apareció entre ellas.

Apreté con más fuerza mis pantorrillas para que mis rodillas se apretaran más contra mi pecho mientras mi mandíbula permanecía apoyada sobre mis rodillas. Por alguna razón estaba ansiosa y decepcionada ¿De qué? Ni yo lo sabía.

Hace más o menos cuatro horas de mi discusión con Bryan, o al menos eso creo ya que hace rato que perdí la noción del tiempo, pero el hueco en la piedra del techo de la cueva mostraba el movimiento del sol, y no se había movido mucho. Al principio no me di cuenta de las lágrimas que habían empezado a resbalar de mis mejillas, pero cuando me di cuenta las dejé correr sin miramientos.

Siempre había sido una persona de lágrima fácil, lo odiaba, pero era algo que no podía evitar. ¿Discutía con alguien? Terminaba llorando ¿Alguien me gritaba? Terminaba llorando ¿Alguien trataba de corregir algo que hubiese hecho? Por alguna razón me hacía sentir mal y terminaba llorando.

Ni siquiera sé cómo no he estado la mitad del tiempo que he estado en esta isla acurrucada contra un árbol llorando a moco tendido. Siempre decía que cambiaría, me autoconvencía de que si lo retrasaba un poco sería mejor, que podría ser una mujer fuerte e inquebrantable. No era el caso, no lo era cuando yo ya venía rota de serie.

Puede que sea un poco melodramática, puede que sea justificable, puede que sobrepiense demasiado las cosas, puede que sea un poco autodestructiva. Pero no podía evitarlo, era pura inercia, no podía controlar los primeros pensamientos que venían a mi mente, era imposible. Pero sí podía pensar las cosas antes y organizarme, por muy impulsiva que fuese, siempre podía intentarlo, y esta vez no sería la última.

Esperé pacientemente a que anocheciera, a que Jared, Meredith o Bryan llegaran.

Tenía claro que antes de hacer nada tenía que pensar con cabeza. Tenía que organizarme y entender las cosas ¿Y qué mejor que entender lo que sea que ocurre en esta isla que preguntándole a tres de las criaturas que viven aquí? Les exigiría a Bryan, Meredith y Jared que me explicasen que sucede con esta isla, y después miraríamos los papeles que tomé prestados.

Necesitaba entender lo que sucedía aquí o mi cabeza explotaría en mil pedazos.

El tiempo pasó realmente lento mientras hacía conjeturas en mi cabeza sobre posibles alternativas de lo que podría estar escrito en los archivos. Me moría de curiosidad, pero tenía que organizar mis ideas y no ser impulsiva, ese era uno de mis múltiples defectos, la impulsividad.

La noche llegó después de una eternidad, y yo esperé impacientemente hasta que llegaron Jared y Meredith atravesando la cascada de enredaderas de la entrada a la cueva.

—Buenas, buenas—me saluda Jared con un guiño de ojo. Se acerca a mí y se deja caer en las mantas frente a mí, mirándome— Aunque más buena estás tú, querida.

Meredith pone los ojos en blanco, ignorando a Jared y acercándose a una de las mesas de piedra de la cueva para sentarse sobre ella.

No era cierto lo que decía Jared y era totalmente consciente de ello, mi cuerpo no era el mismo con el que había llegado a esta isla. Antes de llagar aquí iba diariamente al gimnasio y mantenía una dieta lo suficientemente estricta como para mantenerme en forma, ahora, en cambio estaba demasiado delgada, se me marcaban las costillas en los costados de mi torso, mis piernas eran demasiado delgadas, mucho más que antes aunque ahora tenía más musculo, tanto en las piernas, como en los brazos. Al haber adelgazado mis pechos también habían reducido tamaño, además de las múltiples estrías que tenía por las caderas, los pechos, el abdomen y las piernas por tantos vaivenes de peso.

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⏰ Última actualización: Jul 09, 2022 ⏰

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