10-Monstruos contra monstruos

4.3K 490 222
                                    

Maratón 1/2

—Según lo que comprobamos hay una manta para cada dos personas—sentencia el chico pelirrojo, creo que se llama Paul.

Ya estábamos en la cueva, y ya había anochecido.

La cueva era más bien pequeña pero ancha. Estábamos iluminándola con unos farolillos que encontramos en una de las mochilas, apenas se veía pero era bueno al menos tener una tenue luz.

Y al parecer no había mantas suficientes para calentarnos a todos, así que tendríamos que compartirla.

Las aproximadamente veinte personas que estábamos en la cueva se movían en busca de un compañero con el que compartir su descanso.

Miro sobre mi hombro, desinteresada. Tampoco creo que pudiese dormir al estar en el bosque, a pesar de que haya turnos de guardia.

Me froto los ojos y visualizo a unos metros a Érica con una sonrisa débil y una manta colgada al brazo.

Mira a las personas que pasan por delante de ella pero cuando trata de hablarles la ignoran. Busca a alguien con quien compartir su manta.

Me acerco a ella.

—¿Te importa si compartimos la manta?—murmuro con una pequeña sonrisa.

La rubia me mira y noto como se relaja antes de asentir con efusividad.

—Por supuesto. Pensaba que ya te había molestado suficiente.

Niego.

—En lo absoluto.

Ella me sonríe ampliamente.

—Entonces buscaré un lugar donde no haya mucha gente para que estemos más cómodas.

Y sin decir más sale corriendo.

Niego mientras la sigo con la mirada.

—Me esperaba que me mataras cuando te eché hacia sus garras—comenta un disgustado Newt detrás de mí.

—No es mala chica. Y por cierto—me cruzo de brazos delante de él— fuiste muy grosero con ella.

El moreno pone los ojos en blanco.

—Eso lo dices porque la acabas de conocer, pero cuando descubras lo intensa que es te lamentarás de haber intimado con ella. 

Entrecierro los ojos mirándolo disgustada.

—No sé que pudo haberte echo esa pobre chica para que la desprecies tanto. No es mala persona.

—En ningún momento he dicho que fuera mala persona—aclara—pero si es muy intensa y no me agrada.

—¿Y si mejor le aclaras que te molesta su actitud?—murmuro con obviedad y él me mira indignado.

—¡Ya lo he hecho mil veces! No para de perseguirme desde que la defendí hace unos meses.

Lo insto a continuar.

—Es una chica no muy querida entre los de su edad. Y los adolescentes son tan inteligentes que en vez de decirle que no les cae bien se burlan de ella. Yo simplemente la defendí en una ocasión. Me resulta detestable que la gente juzgue a otras personas sin motivos, pero después de eso empezó a perseguirme, hasta el punto de casi llegar a acosarme.

<<Le aclaré en muchas ocasiones que no quería nada con ella pero siguió insistiendo, siguiéndome y tratando de acercárseme en cada momento que veía la oportunidad. Se lo aclaré y me ignoró, así que no puedo hacer mucho.>>

Alala (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora