Algo se muere en el alma

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Aviso/ Nota de la autora. Como ya sabéis, este capítulo va a ser super triste y emocional así que recomiendo leerlo cuando no os sintáis mal, no vaya a hundiros más en la miseria. (Como ya sabéis me ciño un poco al capítulo original y le doy mis retoques).

Os adoro y leo vuestros comentarios <3 disfrutad del capítulo.

Narra ____

'Elige a uno' dijo Javi.

Noté la mirada fija de los dos sobre mí. Tragué saliva y respiré hondo. Pero antes de responder me miré la muñeca (aunque no llevaba reloj). 'Uy, que tarde se ha hecho chicos' dije 'mi tía debe de estar preocupada'. 

Sé que se notaba que estaba mintiendo, pero ellos no insistieron al ver mi incomodidad. Probablemente comprendieron qué tendría que pensarlo.

Llegué a casa sofocada de correr. Me aseé, cambié a mi (pijama/camisón) y me fui a dormir. 

A la mañana siguiente, el día comenzó nublado, cosa que me dio mala espina.

Era uno de esos días en los que necesitas sentarte a reposar. Uno de esos días donde la mínima acción te parece tan pesada como cargar con un elefante. 

Pero como era uno de los últimos días antes de empezar a meter la ropa en las maletas y recogerlo todo, queríamos bajar a la playa para estar la pandilla toda junta. 

Mientras sacaba mi conjunto del día, preparaba mi mochila con alguna que otra cosa que pudiera necesitar y miraba el techo, me carcomía la duda. 

¿Con qué valor voy a poder mirar a Javi y Pancho a la cara? ¿En serio tengo que elegir yo? ¿Y si no puedo elegir?

Me estuve dejando llevar por la marea de mis pensamientos unos minutos, hasta que decidí con quién me quedaría, pues mi corazón latía por él y no había duda. 

No había sido fácil, pero hoy le daré la noticia.

Justo entonces mi tía me tocó el brazo. '__, cariño, ¿estás bien?' me dijo con una expresión de preocupación. 

'Sí tía, claro que sí' la sonreí. 

Bajamos a la playa, Pancho no estaba y Javi entre risas y juegos fijaba su mirada en mi, de forma expectante. 

El tiempo que estuvimos en la playa el cielo se nubló más, pero nuestra diversión infantil seguía y seguía sin prestar atención a nuestros alrededores. 

Me alejé del grupo cuando empezaron a jugar con una pelota y reposé mi cuerpo al lado de mi tía, volviendo a hundirme en mis pensamientos sobre el chico de mi elección. 

Justo en ese momento, Pancho apareció por el lateral de la orilla. Sus gritos eran inteligibles, hasta que se acercó lo suficiente. '¡ Chanquete ha muerto!' gritaba, con lágrimas en sus ojos. 

Todos nos paralizamos en el acto. Parecía que todo pasaba a cámara lenta. Mi tía, Bea, Desi y yo empezábamos a temblar sollozar, mientras que Piraña y Tito no reaccionaban. Quique estaba pálido como un fantasma y Javi apretaba los puños con impotencia mientras las lágrimas salían a borbotones de sus ojos. Pero no emitió sonido alguno. 

Pancho llegó a nuestro nivel y se agachó para arrullarme en sus brazos, al ver que estábamos todos mal nos acompañó al barco, para velar a Chanquete. 

No podía caminar del llanto y el dolor que sentía en mi pecho. Conocía la muerte, pero la mera idea de verla tan de cerca y perder a un hombre tan bueno como él me daba escalofríos. 

Estábamos apretados todos en el barco de Chanquete. El hombre, o más bien su cuerpo, reposaba suavemente sobre la cama. 

Allí reunidos estaba la pandilla, el buzo, el señor de la taberna y un par de personas más. 

Algunos sollozaban de forma sonora, pero otros eran silenciosos. 

Me apoyé en Javi, sollozando suavemente contra su pecho mientras él, aún con movimientos costosos y fríos me intentaba calmar. 

A los pocos días fue el entierro. Fueron muchísimas personas, porque Chanquete era un buen hombre que todo el mundo quería y adoraba.

La pandilla asistió con sus respectivos padres, y yo fui con Julia. 

Fue doloroso, como si un pedacito de mi alma muriera aquel verano junto con Chanquete. Parte de mí siempre estaría allí, a su lado. 

Abandonando el cementerio y bajando la larga caminata, la pandilla avanzaba a paso lento, con la cabeza agachada. Ibamos todos de las manos, Tito con Pi, Pi con Quique, Quique con Desi, Desi con Pancho, Pancho conmigo, yo con Javi y Javi con Bea. 

Sentíamos el apoyo de los demás, más no pronunciamos palabra alguna por el resto del día. Al volver a casa, mi tía y yo nos pasamos el día abrazadas y mirando al horizonte. 


La sobrina de Julia, verano azul. (Javi, Pancho y tú) (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora