Ann Xio
Me acomodo en mi sitio mientras también acomodo el cinturón de seguridad.
- Llegaremos tarde - comenta Dean subiendo y haciendo lo mismo que yo con el cinturón.
- Se me hizo tarde - respondo sin culpa.
- Ya, ¿Haz tenido inconvenientes con la bebé? - pregunta metiéndose en el tráfico.
- Solo que se mueve poco. - cuento.
- ¿Es normal?
- Creo que si.
- ¿Cómo te va en la universidad? - continua y entiendo que tenemos que conocernos o tratarnos bien ya que compartiremos una vida. Respondo a las preguntas retóricas que hace y yo le hago unas cuantas como ¿Cómo le va el el fútbol? Hasta que llegamos al sitio.
- Dimos su cupo a una paciente que esperaba una y como los demás cupos están llenos, la pasaremos para lo último o puede reprogramar una para mañana.
- Espero - decido, no tengo nada que hacer.
- Tomen asiento - pide y me voy a la sala de espera con Dean que no dice nada.
- Puede irte si tienes cosas que hacer - propongo.
- Pedí el día - avisa y nos sentamos, a diferencia de nuestro viaje en coche, está vez no hablamos y cada uno se sumerge en sus pensamientos.
-Ya has pensado en un nombre - pregunta derrepente.
- Tengo varias - cuento volviéndome a el, he pensado en muchos. - Margaret, Catalina, Brisa, Diana.
- Yo he pensado en Annie, se asemeja a tu nombre. - dice correspondiendo a mi mirada.
- ¿Annie? - pregunto, no había pensado en ese. - Es bonito. Podría ser.
Asiente y nos ponemos a elegir un nombre de los que yo tengo que le convine, pero no hallamos ninguno.
- Buscaré uno ... - mi nombre es llamado por la doctora y nos ponemos de pie para ir a mi consulta, algo que no deja de sorprenderme es lo corpulento que es Dean.
¿Cómo demonios me enrede con él?
Tomamos asiento y no termino de ponerme cómoda cuando...
- Me preocupa tu peso - nuevamente cuestionan mi peso. - se sube entre ocho a diez kilos en el período de un embarazo y estás en es segundo trimestre y ya sobrepasaste los estándares.
- Me da hambre - me justifico. - Tengo que comer.
- Puedes comer pero una dieta balanceada. ¿Que comes?
Me avergüenza la pregunta que no respondo.
- Pizza, helado, yogurth, cereal, pasta. - digo después.
- Revisemos a la niña y luego te derivo a una nutrióloga - asiento con las mejillas rojas.
Qué vergüenza que me lo diga delante de Dean.
La vez pasada fue vergonzoso que la doctora bajara demasiado mi ropa hasta el punto de dejar mi zona V al un poco descubierto justo como hace ahora, Dean desvía la mirada en el momento justo que siento el líquido frío y que la doctora esparce por todo mi vientre con ayuda del aparato ese, el ecógrafo, no tardo en oír los latidos de mi Annie. La doctora nos dice todo lo que observa y concluye que todo está bien y no hay ningún problema con mi hija, aleja el aparato y le tiende el papel higiénico a Dean y este se acerca a limpiarme sin mirarme, como si limpiara la capota de su coche, me ayuda a levantarme y me repiten los cuidados que tengo que tener, los signos de alarma después de hacerme las preguntas de rutina, náuseas, dolor de cabeza, zumbido de oído, adormecimiento de algún miembro a lo que yo respondo que no, llevo un embarazo maravilloso, sino fuera porque el papá de mi hija no me mima diría que estoy bien.
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Hojas Secas En Otoño
RandomCada persona tiene una historia, esta es la historia de Dean Dawson. Un niño a quien la vida forzó a dejar la inocencia que se tiene en esa etapa, para entender las cosas de la vida a los nueve años. Un joven que abandonó a su familia para seguir s...