Dean DawsonA veces la vida te sorprende con cosas imaginables.
Una de esas es, la mujer que amo espera un hijo de otro, desapareciendo cualquier oportunidad de una relación con ella.
La ruptura de su relación, no me alegró, no por ver en el estado en el que quedó.
Miserable.
— ¿Le dirás a Asher? — le pregunto y niega.
— ¿Por qué?
— Tengo un contrato. No debo de vincularme con ningún Hudson porque si no, tendré que pagar la penalidad.
— Pero no solamente tienes tu la culpa. — la regaño.
— No quiero que sepa.
— Keira. Es su hijo, tiene el derecho, además trabajan juntos.
— Se lo diré más adelante.
— Bien. — digo y a mi mente viene Ann embarazada. — No sé te antoja nada.
— No. — responde extrañada.
— Se supone que estabas tomando medidas ¿qué pasó? — le pregunto, estamos acostados en su cama. Ella bajo mi brazo mientras yo acaricio su brazo.
Me dice lo que pasó y rompo a reír.
— Keira. — la llamo sorprendido.
Me sigue contando lo que pasó y cuando su voz se corta, la abrazo.
— ¿Y ahora que sigue? — le pregunto.
— No sé, supongo que seré madre soltera.
— Sabes que estaré a tu lado.
— Pero te irás a Italia y me quedaré sola.
— Ya no lo haré. — aviso, no la dejaré.
— No tienes porqué hacerlo.
— Quiero hacerlo.
— No.
— Si..
Hablo con Dominic, mi representante quien no le gusta mi decisión pero eso decisión.Camila se entera cuando se lo cuento en moco confidencia a Boris.
Pasa un mes dónde vuelvo a viajar pero esta vez Annie se queda con Keira.
— ¿Cómo te sientes? — le pregunto cuando llega del trabajo, deja su bolso en la mesa de vidrio antes de venir a mi sofá donde suelo sentarme todos los días, esperandola, volviendo a cambiar mi rutina.
— Me duele las tetas. — me dice sin vergüenza haciendome ahogar con mi propia saliva.
— Keira. — niego imaginandome sus tetas inevitablemente.
Ha pasado dos meses y aunque parece estar bien. Aún llora y sus sonrisas, esa de la que estoy enamorado, ha desaparecido.
— ¿Cómo estuvo Annie? — pregunta, Keira llega tarde del trabajo y cuando lo hace, mi hija ya está durmiendo.
— Hoy fue por fin pidió ir al baño por su sola. — le cuento.
Recién estoy asimilando que está embarazada y no puedo evitar cada vez que la veo, mirar su panza.
Aún está plana.
— ¿Cómo esta tu bebé? — le pregunta.
— Me imagino que bien, mañana iré al hospital.
— Te acompaño.
— Bien.
Nos miramos por un momento hasta que hace un puchero viniendo a mis brazos.
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Hojas Secas En Otoño
RandomCada persona tiene una historia, esta es la historia de Dean Dawson. Un niño a quien la vida forzó a dejar la inocencia que se tiene en esa etapa, para entender las cosas de la vida a los nueve años. Un joven que abandonó a su familia para seguir s...