། 𝐂ᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴜɴᴏ །

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Dean Dawson



Todos nos miran con pena, mamá no habla y es tía quién nos alimenta y atiende.

—Iré a comprar la despensa — avisa tía — vigila que tus hermanos no se golpeen. — recomienda preparando su cartera.

Asiento ante el parecido innegable con mi madre, todo es diferente ahora, ya no me molesta cuidar de los gemelos como tampoco no salir a jugar futbol. Cuando oigo que cierra la puerta en señal de que salió, me doy tiempo para llorar, mis lagrimas salen al igual que lo hacen siempre que me quedo solo, extraño a papá, mamá esta igual, no es la misma y solo llora, a solas o en compañía de nosotros, camino a mi cama y tomo mi tren de madera azul y mi tortuga verde.

—Toma. — le entrego a Lance el tren y a Leslie la tortuga, muestran sus pequeños dientes sonriéndome como agradecimiento, los miro y no puedo evitar recordar a papá porque tienen los mismos ojos, café, diferentes a los míos que son iguales a los de mi madre, raros, pero no tanto como los de ella,  los de ella a veces me dan miedo, los míos no tanto, a Donnet le parecen lindos, siempre me los recuerda.

—Voy a traer la pelota de la otra habitación — les digo mientras me pongo de pie, no me responden porque aún no pueden hacerlo y sin importar que no lo hagan, salgo de la habitación para ir a la habitación de juegos creyendo que será igual que siempre, pero me detengo al oír los gritos de mamá, corro a las escaleras y desde allí puedo mirar como en la sala discute con el socio de papá que siempre suele venir.

— ¡Vete de mi casa! — le grita.

— Yo solo quiero ayudarte. — le dice acercándose a ella, muy diferente a las veces que ha estado aquí,  toma a mi madre por la fuerza, abrazándola, mamá no quiere y lo golpea en su rostro, defendiéndose. — Milla, solo quiero ayudarte. — su voz se oye conciliadora.

— No necesito que me ayudes. — responde mi madre con voz teñida de enojo, pero él no entiende,  la acerca más  y la besa, asustándome y paralizándome, de repente una necesidad se apodera de mí,  necesito a papá, tengo miedo, estoy seguro que si el estuviera aquí, lo habría golpeado, mamá forcejea pero él es grande, mamá lucha hasta que su mirada se encuentra con la mía por accidente, sus ojos que dan miedo, ahora están diferentes, están, están asustados. Mamá lo golpea con fuerza y logra zafarse, toma un florero y lo amenaza con lanzárselo.


—Vete de mi casa y no vuelvas más. — le grita, tiene su cabello desarreglado y su ropa mal hecha.

El hombre se va furioso y mamá sube cuando la puerta es azotada, no intenta arreglarse.

—Vamos a ver a tus hermanos. — me dice tomándome de la mano y no me habla de lo que acabo de ver, yo tampoco pregunto.



[...]



Mamá empieza a trabajar y a los gemelos y a mi nos cuida tía, salí de la academia de fútbol donde estaba cuando papa estaba con nosotros porque mamá no tiene dinero para pagarlo, ya no juego con Donnet ni con mis demás amigos porque ahora tengo que ayudar a tía a cuidar de Leslie y Lance.

Mamá les dijo a todos incluido a nosotros que papá tuvo un accidente y que por eso murió, pero sé que me miente, han pasado unos años y ya nos acostumbramos a otro estilo de vida, uno donde mamá siempre esta apurada, donde nos volvió a meter en academia de fútbol a los tres para no quedarnos solos en casa porque tía tuvo que irse, aprendí a usar la estufa, me enseñó a cocinar para cuando llega tarde del trabajo, la familia de papá se ha alejado de nosotros, ya no hay domingos de ver fútbol ni viajes a la nona.

Ahora soy un adolescente sin padre, uno que está aprendiendo que la vida nos pondrá en situaciones difíciles en la cual no sabremos cómo reaccionar, pero tenemos que improvisar y hacerlo... Solo espero que mis reacciones sean correctas.












Estoy nuevamente de pie, inclinado leyendo las mismas letras en la misma estructura de años, las hojas amarillas caen a mi alrededor como aquel día en el que fue dejado aquí.

¿Como saco está soledad y sensación de abandono que se ha arraigado por años en mí?, que se ha convertido en mi hogar... He perdido en tus recuerdos la sensación de hogar, mi hogar eras tú, pero desde hace años estás en una tumba, papá.

Seco mis lágrimas y le doy la espalda, su ausencia aún lo siento y nunca podré recuperarme, nunca podré recordarlo sin que duela.

¿Quién dice que las cicatrices no duelen?

Algunas lo hacen.

Mi vida son como hojas secas en otoño, en una estación caí y el viento me llevo lejos de los míos, ahora solo espero que el tiempo desintegre lo que soy, las partículas se exparceran y habré quedado como un recuerdo que un día existí.



NOTA DE LA AUTORA:

Hojas secas en otoño es la historia de ᴅᴇᴀᴍ ᴅᴀᴡsᴏɴ, desde su niñez, la lucha por conseguir su sueño, su amor secreto por su mejor amiga, la vida y muerte de la madre de su hija hasta que encuentra su felicidad.

Hojas Secas En OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora