Dean Dawson
Desde la llegada de Annie a mi vida, me he visto en la obligación de llevar una rutina diferente a la que antes tenía, como el de estar todas las noches a su lado dejando las fiestas y las noches de placer a un lado pero ahora, es ella quien me impone mi rutina cuando, desde que llego del club llora por estar conmigo impidiéndome hasta de dejarme bañar y querer estar en mis brazos, con tan solo dos años, se ha apropiado de mi cama, invadido mi habitación trayendo peluches, muñecas, ponis, Legos que terminan regados por todos sitios.
- Tenemos que dormir, quita tus cosas de la cama. - le digo mientras la miro, ambos estamos en la cama, yo acostado en mi sitio haciendo de valla para que no sé caiga y ella sentada en el medio jugando con sus peluches y muñecas. Ni siquiera se inmuta por lo que le digo. - Annie. - insisto.
- Noooo - alarga la palabra sacándome una sonrisa.
- Siiii - le sigo la corriente.
- Noooo - insiste con más énfasis.
- Siiii. Apagaré la luz. - le hago sabor pero se niega.
- ¡NO! - se impone y como la conozco, llora recordándome que a veces tengo que hacer el papel del papá malo sin embargo, tengo que hacerlo.
- Si, es hora de dormir. - me levanto y empiezo a quitar sus muñecas dejándolos en el piso alfombrado bajo sus protestas. Apago la luz y me acerco a la cama con la iluminación de la lámpara, me acuesto y busca mi brazo apartandolo con dificultad para acostarse en el borde de mi cuerpo, metiendo su cabeza en mi axila. - ¿No tienes sueño? - le pregunto y empieza, con dificultad, a mantener una pobre conversación que se basa en preguntas mías y en pobres respuestas que pierden el hilo cuando habla de las demás cosas.
Annie tiene su habitación, la habitación que le hizo su madre pero la ausencia de ella hace que quiera llenar ese lugar dándole todo mi tiempo para que no la eche de menos y desde que nació, duerme conmigo, al principio era porque quería verla dormir y luego terminaba durmiendo me yo también que se hizo rutina. Ahora duerme conmigo porque yo así lo quiero. Nos quedamos en silencio hasta que siento sus pequeños dientes en mi piel. Sorprendiendome.
- Annie. - la llamo y una risita en miniatura me responde. - Me mordiste, eso no se hace.
- ¿No
- No.
Y continuamos hablando de porque no debería de hacer eso hasta que se duerme dejándome reflexionando acerca de ser padre y lo maravilloso que se siente, me siento orgulloso de tenerla y bendecido con la vida por dármela.
El sueño viene y solo soy conciente de que mi celular timbra, me debato en contestar o seguir durmiendo pero la preocupación de que sea algo malo me hace contestar.
- Hola. - digo cuando contesto.
- Dean. - más allá de cualquiera sea la palabra que me dijeron, lo primero que capta mi cerebro es la voz de Asher.
- Dime. - pido consiente sorprendido por su llamada.
- Keira ha tenido un maldito accidente con Jake y ahora está en el hospital. - dice y cualquier rastro de sueño desaparece.
- ¿Qué? - pregunto y mi cerebro es conciente que es de madrugada o algún momento de la noche pero no es el momento de que mi amiga esté afuera, en la calle.
- Estaba supervisando un cargamento en el mar cuando le han tirado un ancla al bote. Se ha ahogado.
Derrepente todo mi cuerpo se siente helado y me veo colocándome mis zapatos.
- ¿Cómo mierda ha pasado eso, Asher? - lo culpo, recordando las veces que Keira me ha hablado de su trabajo, trabajo que es muy riesgoso. - ¿Está bien? - le pregunto teniendo por la respiesta.
- No sé. Tiene fluido en sus pulmones y hipotermia.
Corto, cubro a Annie porque Manchester es frío y salgo golpeando la puerta de Julia sin ningún cuidado.
- ¿Si? - habla desde adentro. Son las dos de la mañana.
- Julia, Keira ha tenido un accidente y voy al hospital, quédate con Annie, verifica que no sé caiga.
- Ok. - dice y no la espero que salga, salgo corriendo recordando que hace un mes exactamente nos fuimos a Italia juntos donde encontramos a su ex en el aeropuerto. Luego Asher nos dió alcance y dónde le hizo una escena de celos porque no le dijo que vio a Jean.
Busco la habitación que me dijo Asher en la llamada que le hice de camino aquí y cuando lo encuentro ni siquiera lo conozco por el estado en el que está.
- ¿Cómo está? - le pregunto y en en respuesta tengo que hale de sus cabellos.
- Te dije que no la quiero trabajando ahí, pero no me escuchas. - le grita a un hombre parecido a él, hay muchas personas y una muchacha me dice lo que pasó, Jake, un hombre con quién trabaja keira y es muy amigo de ella, incluso tienen un vínculo muy fuerte, ha caído al agua con botas y eso le ha impedido nadar por lo que Keira se ha metido a salvarlo, ha logrado sacarlo pero ella ha tragado agua en el proceso.
- Rompe todos los contratos de ella porque no trabajará más en ésta mierda. - continúa gritando, Asher.
- Cálmate. - le pide la misma chica que me ha hablado.
- Se los dije, les dije que no la quiero ahí. Ella no.
- Estará bien.
Dejó de oírlo cuando se lo llevan y me quedo a esperar, por qué eso es lo que puedo hacer, esperar porque la hipotermia por poco le ha detenido el corazón.
Está mal.
Lo recalca el doctor y me veo en la obligación de llamar a su madre quien llora en el teléfono diciendo entre lágrimas que saldrá de inmediata, pido permiso en el club y con la incertidumbre de que todo puede pasar, sigo en el hospital.
No puedo perder a mi mejor amiga.
A la persona que ha estado en los momentos más difíciles para mí y sigue estando.
A ella no.
A ella no me lo puede arrebatar la vida. No me puede arrebatar a todas las personas que amo, porque la amo y siempre lo haré. Así esté con otro, duerma con otro, la prefiero verla feliz que verla en una tumba.
- ¿Cómo está la joven Keira? - me pregunta Julia.
- En observación. - respondo y lo mismo les digo a Boris y su esposa. Para cuándo su madre llega logra despertar llenandome de paz. Cuenta lo que pasó y asegura que está bien aunque le arda la garganta al hablar.
Solo fue un susto.
- ¿Has pensado renunciar? - le pregunto y niega.
- Casi has muerto. - la hago reaccionar.
- No siempre es así.
- Keira ... - las palabras se me atascan... - Sabes lo que es perder una amiga, ya he perdido a Ann, a mi padre... No quiero perderte a ti también.
- No es peligroso, Dean, de verdad.
- Pero trabajas de madrugada.
- Y a qué horas crees que se trabaja en el mar.
- Keira.
- Estoy bien.
- Lo prometes.
- Lo prometo.
- No te creo.
- De verdad. - dice con una sonrisa tan de ella que me hace abrazarla para saber si es real que está segura.
- Te quiero. - le confieso con su cuerpo en mis brazos.
- Yo también, lamento asustarte. - susurra y por un momento me veo tentado de decirle que no la quiero de esa forma, sino de la manera en que un hombre quiere a una mujer. Pero soy consiente que ella ama a alguien más.
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Hojas Secas En Otoño
RandomCada persona tiene una historia, esta es la historia de Dean Dawson. Un niño a quien la vida forzó a dejar la inocencia que se tiene en esa etapa, para entender las cosas de la vida a los nueve años. Un joven que abandonó a su familia para seguir s...