| ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴏᴄʜᴏ |

19 3 14
                                    

Ann Xio

Tengo ocho meses y me pregunto cómo será mi hija, tengo demasiadas ganas de conocerla y ansío su llegada.

— Cambiate que vamos salir. — me dice Dean cuando llega. Frunzo el seño, ayer estuvo diferente, escribiendo mensajes uno tras otro.

— ¿A salir? ¿Donde? — no tengo ganas de hacerlo

— A una fiesta.

— Bien. — me levanto del sofá y voy hacia el armario, no tengo muchas opciones que ponerme estando a punto de estallar así que elijo un vestido lila.

No he salido a fiestas los últimos dos meses pero si a lugares que Dean y yo hemos visitado y contando con la única experiencia de haber estado los dos en una, me coloco el vestido sin protestar y de buena gana, bueno, no tanto.

Busco mis flats de purpurina plateadas y en el momento de cepillarme mi cabello me doy cuenta que las puntas están maltratadas. Extraño tener mi cabello negro.

— ¿Estoy bien? — le pregunto a Julia y ésta asiente dado una mirada alegre.

— Se ve bonita. — Julia es una mujer demasiado cálida y de corazón hermoso, siempre me está dando su cuidado.

— Ann, llegaremos tarde. — grita Dean desde la sala y camino hacia él después de despedirme de la señora de servicio, cuando lo veo se me quita la respiración al ver lo tan apuesto que es.

A veces he pensado en lo poco creíble que es, que él es mi novio. No es que esté enamorada, es que de verdad él es apuesto. El aroma de su perfume cuando se acerca me envuelve.

Huele delicioso, igual de agradable que el aroma que desprende su almohada y que yo huelo cuando me despierto y él ya no está.

Prueba mis labios y me derrito en los suyos sintiéndome afortunada por tener un hombre como él en mi vida. Puedo decir que es el hombre perfecto. Mi hombre perfecto, el amor de mi vida.

— Te ves apuesto. — me es imposible no decir.

— Y tus tetas se ven bonitas.

— Dean. — golpeo su hombro antes de mirar mi pecho, negar y sonreír.

Han crecido y se ven hermosas.

— Es la verdad, vamos.

Salimos del edificio y en el camino evito preguntar acerca de la fiesta, no sé porque, pero desde que pasó lo que pasó cuando fuimos aquella vez, odio las fiestas. La palabra fiesta me trae un amargo recuerdo.

El coche baja la velocidad cerca de un local donde hay muchos más estacionados en el frontis del lugar.

Me imagino que aquí es la fiesta.

— Por cierto. ¿De quien es la fiesta? — pregunto cuando me doy cuenta que no hemos traído ningún obsequio.

— De una persona especial. — dice sacando la llave del coche y dejándome a mí como idiota.

No quiero que se repita.
Me digo mentalmente pero mi respiración me empieza a fallar volviéndose pesada.

Inhalo, exhalo, inhalo y ... No quiero volver a discutir y perder el control pero ...

— ¿Quién es especial? — dijera que pregunto molesta pero no es molestia lo que siento sino dolor.

Decepción.

— Lo sabrás adentro.

— ¡Dean! — suplico a gritos internamente que no me haga esto.

¿Alguien especial?

Hojas Secas En OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora