9. Mordida.

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¡Hola mis bonitos lectores! Finalmente llegamos a uno de los capítulos claves para la trama, de acá la relación entre Ash y Eiji cambia un poco hasta dar pie al otro arco, ya casi vamos a un tercio del fic y del desafio, y aunque el capítulo no sea tanta cosa, lo amo. Así que, como le puse mucho amor y empeño, se lo dedico a beonlyoung, creo que no te había dedicado nada antes y ya llevas como tres meses conmigo, como leyendo todos mis fics y dandome más cariño del que merezco, es que Dios, fuiste una explosión de puro amor de un día para otro, gracias.

¡Espero que les guste!

—¡Ash! ¡Ya déjalo, está muerto!

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—¡Ash! ¡Ya déjalo, está muerto!

Su pistola rechista contra su palma, está más pesada de lo usual, no sabe si es por la lluvia o por lo duro que se ha vuelto matar desde que conoce a Eiji. Vuelve a cargar el revólver, el sonido del gatillo le paraliza los nervios, no se había dado cuenta de lo verdaderamente aterrador que es el eco hasta que estuvo atrapado en la oscuridad, con la sangre de esos sujetos escurriéndole desde la cara hasta la camiseta, se siente pegajosa entre sus dedos, quiere lavarse las manos, pero sin importar lo fuerte que frote, el charco de sangre que pende en su alma no hace más que agrandarse.

—Vámonos. —Gruñe, preparándose para salir hacia las calles de Nueva York.

—No podemos hacer mucho por ahora. —Shorter se lo confirma, haciendo guardia hacia su lado—. Si queremos derrotar a Arthur debemos regresar con refuerzos.

—Es verdad.

Así que corren, intentando perder a los subordinados de ese traidor, le duele el cuerpo por la pelea previa, realmente le duele mucho. El frío repentino hace que eleve la vista hacia el cielo para que vea esos nubarrones negros formándose entre los techos de los edificios mugrientos, ese ominoso gris parece desplazarse hacia su pandilla, es inevitable, es como si el cielo se cayese a pedazos sobre ellos en un carmesí tan desteñido que pasa por lluvia. Sus instintos felinos no tardan en manifestarse en desagrado, ni siquiera a los gatos grandes les gusta el agua, piensa.

Pero no tiene tiempo para pensar en lo desagradable que se siente la lluvia colándose hasta dentro de sus converse, tienen que seguir huyendo o los perros de Arthur los matarán. Un siseo choca entre dientes al doblar la esquina, Nueva York puede ser un laberinto y él es su conocedor por excelencia, las piernas le pesan, le han dado una paliza entre varios sujetos antes de escapar, usualmente no es descuidado ni imprudente (incluso con su puntería en el arma), Ash es cauto, existe una ira calmada ardiendo en su interior, esa misma lo ha ayudado a destrozar el infierno y abrirse paso de salvador.

Eiji.

Él aprieta los dientes, sin soltar el arma, le dispara a todo lo que encuentra a su alrededor, la mano le pesa, está oscuro, es de noche, está más negro que la misma noche y los postes de luz no prenden, es estar al borde de un hoyo en la tierra. El aroma a crack barato todavía le cosquillea contra la nariz, se supone que era un patrullaje para vigilar Downtown, nada fuera de lo común, por pura casualidad llegaron hasta el nuevo negocio de Arthur, quien se volvió perro de mafia.

Release the bunny [Omegacember]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora