11. Construcción de nido.

3.1K 381 1.3K
                                    

¡Hola mis bonitos lectores! No me esperen para la BF Winter hoy, finalmente me venció el cansancio y solo quiero dormir, juro ser más funcional mañana, pero la fatiga no la soporto, así que iré a morirme luego de esto. A pesar de mi miseria, hoy tenemos a un personaje importante, por ende este capítulo debe ser dedicado religiosamente a LennaKurisu, ya sabes quien es, obviamente. Esto tiene muchas referencias al Principito tambien porque lo amo, así que espero se entienda.

¡Ojala les guste!

—El principito se fue a ver las rosas a las que les dijo: no son nada, ni en nada se parecen a mi rosa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—El principito se fue a ver las rosas a las que les dijo: no son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

—Vaya, las rosas deben haberse ofendido al escuchar eso. —Ash encoge sus dedos alrededor del libro, aunque las palabras de Eiji han escapado en una tenue neblina fantasma, le retumban en la oreja con violencia, no es desagradable, esto se asemeja al canto de un mirlo o una ópera grácil, es sutil y extraordinariamente penetrante.

—¿Vas a seguirme interrumpiendo? —Bufa, hundiendo sus espaldillas en los asientos del bus, no sabe cuánto tiempo llevan viajando, el suficiente para leer más de veinte capítulos de una fantasía infantil al parecer—. Porque no vamos a terminar esto nunca si seguimos así.

—No. —El omega arruga su nariz, frustrado por el comentario—. Pero pudo ser menos grosero.

—Como decía. —Carraspea, alzando una ceja, asegurándose que su acompañante no lo interrumpa por centésima vez (diría que es un exagerado, sin embargo, el conejo es bastante mezquino para apenas poder leer dos frases en inglés, ¿quién lo diría?).

—Adelante.

—Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mi rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella es más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.

Ash continúa leyendo el cuento, contemplando levemente a su acompañante por el rabillo, él queda embelesado por el fuego que pende en esas pupilas, tan cálido, brillante y rebosante de dulzura que parece puro caramelo a punto de fundirse, adora esa mirada, es una mirada donde es fácil ahogarse, aunque siendo franco, es bastante sencillo sumergirse en este chico y solo dejarse absorber por este inefable misterio que representa. Es el omega cuya lógica es inexistente, tan coherente como buscar una paja en una montaña de agujas o leer un cuento para adultos en un autobús hacia Nunca Jamás.

Él sonríe, sin dejar de recitar los versos que sabe de memoria, Griff solía leerle «El Principito», halló su copia de pura casualidad antes de partir, ha captado la atención del omega, por eso no han dejado de leerla juntos. Al principio quiso protestar por lo vergonzosa de la petición, permitirle a su cerebro cablear en esa crítica negativista que tanto adora del estrés post traumático, pero la cuestión es que se profesa más que un cóctel de síntomas cuando está con este terco.

Release the bunny [Omegacember]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora