12. Supresor.

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¡Hola mis bonitos lectores! Días angustiosos pasan por este perfil~ Ya, me cansé de quemarme por tonterás, que fluya no más. Al menos este fic me ha dado bastante confort de hecho, me hace feliz y espero que a ustedes tambien. El capítulo de hoy es bastante ligero.

¡Espero que les guste!

—¡No puedo creerlo! —Eiji gimotea, dándole un hondo sorbo a su taza de café (que en realidad, es chocolate caliente)—

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—¡No puedo creerlo! —Eiji gimotea, dándole un hondo sorbo a su taza de café (que en realidad, es chocolate caliente)—. ¿Cómo volveré a confiar en ti? —Se ha tensado al otro extremo del asiento, aunque claro, no se aparta lo suficiente para que sus rodillas se dejen de tocar.

—Estás exagerando, onii-chan. —Se burla, dándole una primera probada a su expreso, una ola dulce chispea por sus papilas gustativas, inundando su boca con una marejada de azúcar espumosa—. Le falta amargor. —Se queja, provocando la indignación de su compañero, quien con mucha devoción, aprendió a usar la cafetera.

—No todos pueden beber el café tan amargo.

—Lo tuyo ni siquiera es café. —Dejan ambas tazas encima de la mesita, se cubren los regazos con una manta de polar, el reflejo de la televisión fulgura entre las pestañas de Eiji, yacen sentados tan cerca que si realmente lo intentase podría contar cada racimo entintado sobre esos ojos rasgados.

—¡No cambies de tema! —Patalea, tirando la frazada hacia su lado, apretando los bordes en contra de su pecho, dándole una imagen absolutamente adorable—. ¡Los linces comen conejos!

—En la vida salvaje. —Rueda los ojos, jalando de regreso la manta, no porque tenga frío, el motivo que se desglosa es mucho más profundo e inquebrantable, es el placer de ganarle a Eiji y podérselo sacar en cara más tarde—. Es diferente entre alfas y omegas.

—Aun así. —Bufa—. Eso explica el comportamiento de tu cola. —Cola que, por supuesto, se halla cómodamente enrollada en la cintura del moreno.

Esta discusión se remonta a cuando decidieron ver una película y acabaron con un documental sobre la vida salvaje del depredador, al parecer, el lince ibérico es el único carnívoro que orgullosamente es considerado un especialista en la caza de conejos, los que componen casi un 90% de su dieta. Eiji se engrifó a su lado, completamente pálido y exagerado con su bigote de chocolate caliente, con los malvaviscos aún derretidos coloreando sus labios, no es una imagen muy intimidante a ser sincero.

Últimamente ha estado más pendiente de Eiji, de su belleza a ser verdad, si bien, es omega de suma rareza, su belleza es completamente diferente a la que Dino alababa en Aslan, no abofetea con un golpe a primera vista ni son las espinas de una rosa ostentosa, sino un tímido capullo a expectación de florecer. Es un encanto que requiere paciencia, porque no cualquiera es capaz de desglosarlo, no es simple, todos dicen que este chico es sumamente simplón y claro, es fácil dejarse absorber en la primera impresión, sin embargo, hay tanto debajo de esa supuesta sencillez, esa belleza enigmática es lo suficiente para mantenerlo gravitando alrededor.

Release the bunny [Omegacember]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora