31. Cachorros.

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¡Hola mis bonitos lectores! Siento que ha sido un viaje super largo que se me hizo nada, parece que ayer que estabamos con todos los síntomas y Ash con el autodesprecio, quiero agradecer toda la empatia que me han regalado en la trama, a pesar de que hubieron momentos controversiales en la historia, aprecio un montón que de verdad muestren empatia con las situaciones de los personajes porque a fin de cuentas, es un fic, pero personas reales padecen de estas cosas, y no sé, entenderlas es importante aunque sean ajenas, nunca se sabe. Ha sido una de mis historias favoritas de escribir junto al flufftober, quedaron super extensas psicologicamente las dos y me llena de amor el recibimiento que tuvieron, siempre me da algo de miedo publicar una nueva historia ¿saben? Así que fue sorpresivamente lindo esto. Gracias por el tremendo cariño, las risas, la rabia, las lágrimas por todo. Nos veremos el fin de semana en el epílogo de todas formas, pero esto es todo.

¡Espero que les guste!

¡Espero que les guste!

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—Abre la boca, cariño.

Eiji lo obedece, presionando levemente sus párpados, sus pestañas se bambolean con la ternura de un colibrí, su boca esconde una sonrisa traviesa, sus orejas se alzan delatando la expectación, queda su merced, permitiendo que lo alimente con pasta recién hecha. Ash ha estado las últimas semanas pidiéndoles consejos a Griffin y Jessica acerca de la cocina, espera que su trabajo haya rendido frutos luego de horas de cocción. El conejito degusta de la salsa antes de mirarlo, su expresión deja estático al universo entero ante lo sublime que es. Es un bastardo afortunado, lo piensa por milésima vez.

—Has mejorado mucho. —Un suspiro de alivio brota de lo más profundo de su garganta.

—Me alegro. —Se encuentran enfrente de la cocina, con un desastre de masa entre diferentes ollas, sartenes y empaques de salsa—. Quiero poder hacerles bento a mis cachorros.

—Aún te falta algo de práctica. —Ash acomoda sus palmas sobre el vientre de su omega, está más abultado y eso le encanta—. Quieres aprender a cortarles la comida con formas, ¿no?

—Sí. —Una patada energética es la respuesta, aunque el médico explicó que era una buena señal, suelen cansar fácilmente a Eiji, impresionan ser revoltosos, no le sorprende siendo honesto, poseen sus genes, incluso desde una ingenua edad le causó problemas a Griffin por la hiperactividad—. Voy a practicar más hasta perfeccionarlo, les haré bentos deliciosos.

—Eso es dulce. —El alfa se agacha para quedar a la altura del vientre—. Son afortunados.

—Lo merecen. —Le presiona un beso por encima de su camiseta, jamás recuperará estas prendas y lo sabe, sin embargo, vale la pena—. Merecen todos los mimos del universo. —Eiji le obsequia una de esas sonrisas soleadas, esa misma que lo enamoró apenas entró a su alma, sin permiso ni perdón, con una mirada ingenua y el corazón sangrante en la manga—. Seré el mejor padre, lo prometo.

—No me cabe duda.

—Serán los cachorros más amados sobre la faz de la tierra.

—¿Quién diría que serías un padre consentidor?

Release the bunny [Omegacember]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora