Amanda y Lucinda estuvieron platicando durante toda la tarde y parte de la cena, discretamente. Durmieron juntas como solían hacerlo desde niñas y al final decidieron irse a dormir por el bien de Lucinda, pues tenía que estar despejada para su boda.
- Al menos Thimothée es apuesto. - la consoló Amanda. Lucinda compuso una sonrisilla y se encogió de hombros.
- Da igual si resulta ser un capullo integral Amanda. - la recordó.
- Sonaré como una aldeana que suspira por un noble pero creo que te ama. Te ama de verdad. - la confesó Amanda.
Lucinda no tuvo otra que reírse ante aquello.
- ¿Estamos hablando del mismo Thimothée el cual conoce medio mundo por sus conquistas? - replanteó la princesa de mayor edad.
Amanda se encogió de hombros.
- Ya sabes lo que decía padre antes de que madre muriera:
"Una mujer sería capaz de hacer cambiar de opinión hasta a la mismísima muerte si esta consigue enamorarle" - recitaron las hermanas a la vez.
Lucinda sonrió.
- Padre siempre era muy dramático, ya lo sabes. - dijo mientras colocaba las almohadas para acostarse.
- Siempre pones pegas a todo. Sabes lo que quiero decir con eso. - la acusó mientras se sentaba en la cama de suaves sábanas.
- Thimothée no va a cambiar Amanda. Ni siquiera por amor. Es egoísta y además tiene fama de ser un estafador. - la dijo antes de soplar la vela que iluminaba el rostro de su hermana.
- Creo que deberías darle una oportunidad. - la dijo acostándose al lado de su hermana.
Lucinda miró hacia la claridad que entraba por los ventanales.
- Ya le estoy dando ese voto de confianza casándome con él. - la reprochó.
Amanda esperó en silencio. Lucinda quería decir algo más.
- Ayer me regaló uno de sus propios anillos. - la confesó.
Amanda saltó de la cama con un gritito de alegría. La joven se puso delante de su hermana y la tomó de los hombros.
- ¿Cual fue? ¿Tenía alguna piedra? ¿De que color era? - la preguntó a toda velocidad.
Lucinda rió y retiró delicadamente sus manos de sus hombros.
- Era un rubí. - la confesó.
Amanda gritó esta vez. Esto solo produjo una regañina por parte de Lucinda.
- Él te ama Lucinda. ¡Te regaló un rubí! - la dijo.
Lucinda negó con la cabeza.
- Thimothée no sabía el significado de aquel gesto. - la explicó.
Amanda chasqueó la lengua con fastidio e hizo aspavientos con las manos.
- ¡Eso es lo de menos! Te regaló un anillo Lucinda. ¡¿Sabes lo importante que es eso en Francia?!
- ¿Qué es tan importante? - dijo ella sin comprender.
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Matrimonio Concertado.
FanfictionDos reinos destinados a juntarse por la unión de un matrimonio entre príncipes. Dos almas destinadas a unirse en sagrado matrimonio. Thimothée es el heredero a la corona de una de las grandes potencias del momento. Un chico apuesto, rico y con tod...