Volvieron juntos al castillo y pasaron el tiempo entre besos y bromas de aquí para allá hasta la hora de la cena.
Amanda se encontraba hablando con la tal Evelyn, la cual Thimothée fulminó a la mirada. Lucinda se sentó al lado de su esposo sin prestar atención a la chica que tenía la mirada clavada en ella.
La cena transcurrió en silencio. Cuando terminaron, Thimothée y Lucinda se dirigieron a sus aposentos.
- Vete yendo tu - se disculpó la muchacha - me acabo de acordar de algo y quiero asegurarme de ello, ¿te importa? - le preguntó.
Thimothée negó con la cabeza y posó un corto beso en sus labios.
- No tardes - susurró en su oído antes de desaparecer entre el entramado de pasillos y tapices.
La joven, sin perder más tiempo, corrió a la biblioteca y rebuscó en la sección de poesía. Thimothée había mencionado algo sobre un fino libro de tapas blancas en el cual anotaba algunas ideas sueltas de poesía. La había dicho que hacía mucho tiempo lo escondió entre los libros de arquitectura en una estantería al lado de uno de los ventanales.
Lucinda buscó por toda la estancia entre libros y pergaminos hasta encontrar el cuaderno. Con el fino cuaderno entre sus manos, corrió hasta sus aposentos. Cuando doblaba una esquina alguien la acorraló contra la pared. Al principio pensó que tal vez fuera una broma pesada por parte de Thimothée pero luego descubrió con espanto que él nunca la agarraría tan fuerte. Y menos del cuello.
- Vaya... - dijo una voz femenina entre la oscuridad.
- Suéltame - dijo a duras penas la muchacha intentando deshacerse del agarre de su opresor.
El agarre se hizo más fuerte. A Lucinda comenzaba a faltarle el aire.
- Me quedaré con esto - dijo la voz femenina tomando el cuaderno que se había caído al suelo. Cuando cruzó el pasillo una larga y espesa cabellera rubia quedó al descubierto.
Era ella. Evelyn.
Lucinda comenzaba a boquear por la falta de oxígeno. Pataleó con todas sus fuerzas, rezando porque la liberara.
- Vamonos. - dijo Evelyn entonces. Quien quiera que la estuviera agarrando del cuello la soltó. Lucinda cayó, al suelo, boqueando. Su pulmones intentaron tomar oxígeno desesperadamente, lo que la causó una tos seca. Evelyn reía a carcajadas. Sus pasos se alejaron y con ella aquella risa estridente.
Lucinda boqueó en el suelo con las manos sobre su pecho. La joven, se levantó con miedo a que alguien la preguntara qué había pasado. Podría contarlo pero no esperaba que la creyeran. Cuando llegó aún aturdida y tambaleándose a sus aposentos vio a Thimothée tendido en la cama, durmiendo plácidamente. Por lo que decidió no contarle nada por el momento. Además, Amanda se iría mañana y como ella el resto de los invitados; así que no tendría que volver a ver a Evelyn nunca más.
Cuando se sentó en el tocador descubrió moratones en su cuello por el fuerte agarre. Apenas eran unas marcas rojas pero mañana se harían más evidentes. Lucinda, horrorizada y nerviosa, a partes iguales corrió hasta el armario y buscó un camisón de cuello alto.
Encontró una pieza algo antigua que comenzaba a amarillearse, pero aún así se lo puso e intentó no despertar a su esposo cuando se arropó con las sábanas.
Thimothée se movió a su lado, en sueños. Aún así, reparó en su presencia y rodeó su cintura con su brazo. Lucinda, que no sabía que hacer esperó a que Thimothée terminara por colocarse. Después apoyó su cabeza en el pecho de la joven y se abrazó a ella. Su piel tibia hizo estremecer a la joven.
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Matrimonio Concertado.
FanfictionDos reinos destinados a juntarse por la unión de un matrimonio entre príncipes. Dos almas destinadas a unirse en sagrado matrimonio. Thimothée es el heredero a la corona de una de las grandes potencias del momento. Un chico apuesto, rico y con tod...