d i e c i o c h o

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Escuché la bocina del auto de mi papá y tomé rápidamente mis cosas para correr hacia afuera, mi mamá ya se había ido a trabajar y mi papá se había comprometido a pasar por mí todos los días que estaría en Corea, y claro, pasar por mi prima también.

—¡Apúrate, Taehee! —me gritó Siyeon desde el asiento de atrás.

—¡No me apures! —me quejé dejando de correr, ¡como odiaba que me mandaran a hacer lo que ya estaba haciendo! Me fui a un paso sumamente lento hacia el auto, mi papá incluso alcanzo a saludarme desde su lugar como piloto.

—Eres una vaga, Taehee —comentó Siyeon cuando subí al auto en el lugar de copiloto. Giré mi cabeza hacia atrás y le saqué la lengua.

—No lo soy, no me gusta que me den órdenes tontas —me quejé dejando caer todo mi peso en el asiento, la verdad es que sí me había cansado en el trayecto de mi casa al auto, Siyeon no mentía para nada, pero no lo aceptaría en voz alta.

—Eres tan parecida a tu mamá —mi papá se unió a la conversación y miró a mi prima desde el retrovisor—. ¡Tengo miedo, Siyeon, por favor controla a mi hija!

Ambos comenzaron a carcajearse mientras yo me cruzaba de brazos indignada, parecían más padre e hija que yo siendo que Siyeon ni siquiera era mi prima por parte paterna, pero de todas formas crecimos juntas y mi papá la consideraba como una hija más.

—Debí haber sacado tus habilidades atléticas, papá —me quejé cuando ya había partido el auto a la escuela—. Estaba pensando en comenzar a ejercitarme.

—Es una buena idea, quizás es una habilidad dormida y cuando comiences le agarrarás el gusto y serás tan genial como tu padre —mi papá me miró de reojo para enviarme un guiño—. Podrían hacer juntas, ir a algún gimnasio o al aire libre, lo que sea sirve.

—Oh, a mí no me metan en eso —Siyeon se asomó para mirarme seria—. Las lesbianas no necesitamos ejercicio.

Mis ojas y boca se abrieron por completo en alerta, pero de inmediato me calmé cuando mi papá puso sus ojos en blanco para luego reírse, era su manera de reír, fue ahí cuando recordé que mi papá no juzgaría a alguien por su sexualidad, mucho menos a Siyeon o a mí, la cosa cambiaba cuando nos encontrábamos con nuestra familia, las cosas eran diferentes en Corea.

—¿Ya lo decidiste? —me animé a preguntar, me sentía en confianza y sería bueno para Siyeon compartir lo que pensaba luego de pasar años guardando lo que sentía.

—Era una broma —rió y por primera vez pude notar un poco de timidez en sus acciones—. Sólo soy una chica que quiere amar libremente, pero últimamente alguien me ha hecho sentir cosas que no sabía que existían, ¡pero no diré más! —la timidez fue rápidamente reemplazada por su actitud normal.

—Si algún día te sientes preparada para contarnos más espero que también me cuenten a mí —mi papá se quejó haciendo una mueca de tristeza fingida—. ¡No me unen a sus chismes!

—Oh, tío, y eso que no sabe nada de su hija.

El semáforo justamente mostró la luz roja y mi papá paró en seco. Siyeon y yo nos fuimos levemente hacia adelante y atrás por la repentina frenada.

—¿Taehee? ¿Qué quiso decir con eso, Siyeon? —una sonrisa espeluznante se pintó en el rostro de mi papá y quise ahorcar a Siyeon, no me sentía preparada para hablar de ello con mi papá, ni siquiera sabía qué estaba pasando en mi vida amorosa sinceramente.

—Creo que ni ella sabe —mi prima se adelantó en responder como si hubiera leído mis pensamientos—, pero está interesante ser un tercero en la historia.

Perfectly Wrong » HaechanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora