c i n c o

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Finalmente había llegado el día en el que conocería la casa de Jaemin y de paso, a su perro Drogon

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Finalmente había llegado el día en el que conocería la casa de Jaemin y de paso, a su perro Drogon. Aún no sabía si también conocería a la famosa Hana, pero de lo que estaba segura es que toda inseguridad que sentí al escuchar su nombre por primera vez había desaparecido.

—Tae, ¿puedo preguntarte algo? —Jaeno me sacó de mis pensamientos con su grave voz y lo miré sugerente—. Espero no molestarte, no quiero ser entrometido.

—Claro que no, estamos en confianza —le brindé una sonrisa que pareció calmarlo.

La verdad es que nunca había hablado en privado con el pelinegro, pero no me parecía alguien lejano, sino más bien alguien que transmitía mucha confianza aún si no era muy comunicativo. Además, él me había sugerido irnos juntos a la casa de Jaemin, lo que me pareció muy amable.

—¿Qué te llamó la atención de Nana? —mi tranquilidad rápidamente se esfumó al escuchar esa pregunta. ¿Ya había descubierto mi secreto o Donghyuck se había ido de tarro? La segunda opción me parecía más válida.

—¿Qué? —pregunté de vuelta. Mi cerebro claramente no quería colaborar conmigo, todavía se encontraba en un estado de temor.

—Me refiero a qué te agradó de él, qué te dio ganas de llegar a ser su amiga —explicó y pude entender mejor el propósito de su pregunta—. Las demás chicas siempre se han acercado a él con la intención de conquistarlo y él lo nota, por lo que es muy distante con ellas, en cambio contigo todo fue muy diferente.

Quise abrir mis ojos totalmente exaltada. ¿Entonces no era obvio que me encontraba enamorada hasta los dedos de Na Jaemin? ¡En tu cara, Lee!

—No lo sé, Jaeno —respondí con mucha tranquilidad aquella mentira y me sorprendí a mí misma—. Solamente me agradaba su personalidad, me daba la sensación de que sería un buen amigo.

Patrañas, solamente quiero que sea un buen novio para mí.

—Y si que lo es —concordó el pelinegro riendo de forma tierna—. Además de diferente, Tae, eres muy especial... ojalá todas las chicas fueran como tú.

—Gracias, pero no soy nada de eso —como la sucia mentirosa que soy, le sonreí de lado a Jaeno y me hice la desentendida, pero lamentablemente no podía develar mi más preciado secreto.

Luego de una fresca caminata de quince minutos, llegamos al hogar de los Na. Por afuera lucía fantástica, la típica casa de una familia perfecta, no podía encontrar otra explicación.

Nos acercamos para tocar la puerta, pero antes de que Jaeno tocará la madera, la puerta se había abierto dejando ver a un castaño con una sonrisa gigante en su rostro.

—Bienvenidos, bienvenidos —Donghyuck tuvo el descaro de terminar la frase y enviarme un guiño, acto que aborrecí respondiendo con una mueca de disgusto.

—¿Qué haces acá, bro? —Jaeno lo saludó con una felicidad enorme, casi como si no lo hubiera visto desde hace mucho tiempo y el aludido se encogió de hombros.

Perfectly Wrong » HaechanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora