26. No puedo hacerlo.

335 55 0
                                    


Raze Vorobiova.

Escucho a Ezra hablarle en voz baja hasta que se calma, me da miradas en ocasiones y me limito a jugar con mis manos sobre mis piernas, libero algunas lágrimas en cierto momento pero me calmo rápido evitando seguir, siento su mirada sobre mi mientras continua hablándole, ciertamente no me siento como para consolar a Zera así que me alegra que este aquí.

Seguro es solo por eso.

—¿Podemos ver una película Woody? —Levanto la mirada y Ezra me mira como esperando que conteste por él, Zera se da cuenta y voltea a verme, ya dejo de llorar, pero sus ojos y mejillas permanecen rojas por el llanto—, ¿Mami?

Lo considero por unos minutos, ambos me miran, me es difícil decirle que no a Zera y Ezra al mismo tiempo, además es una buena distracción para Zera.

Solo para Zera, por supuesto.

—Seguro, pero primero vamos a cenar —Pone mala cara pero asiente sin más remedio—, Y segundo tengo que hablar con Ezra así que ve adentro a escoger la película y vamos. —ordeno haciéndole seña hacia la casa, asiente a regañadientes y se va con los cachorros detrás.

—¿Pero va a venir no? —cuestiona antes de atravesar la puerta como si creyera que voy a engañarla.

—Zera ya dije que sí.

—Maravilloso. —Nos deja solos y suspiro, esa niña va a volverme loca.

—¿Qué haces aquí? —pregunto sin mirarlo una vez que me aseguro que se fue.

No me siento capaz de verlo a los ojos y eso me pone de los nervios, me siento débil, frágil en este momento y no me gusta que me vea de esa manera.

Además creo que una parte de mi siente que si lo miro a los ojos voy a perderme en el nuevamente.

—Estaba preocupado —explica buscando mi mirada pero lo esquivo—. ¿A dónde fue tu papá?

—Rusia.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué está pasando Raze? —cuestiona apresurado, cierra los ojos doy una profunda respiración para intentar explicar todo esto.

—Muchísimas cosas están pasando.

—¿Relacionadas con tu llamada? —Asiento—, ¿Puedes explicármelas? —Suspiro sin mirarlo sintiéndome agotada, bufa y se mueve hasta estar a centímetros de mí, yo por mi parte no dejo de ver el piso—, ¡Raze maldición! Mírame, somos compañeros, creo que puedes verme a la cara. —exclama esta vez cabreado, tomo una profunda respiración antes de levantar la mirada y verlo a los ojos, trago saliva cuando mis ojos se encuentran con los suyos, siento el impulso de apartarla pero me contengo.

¿Por qué es tan difícil y tan fácil estar con él?

Estar con Ezra sabiendo lo que conlleva, sabiendo que alejarme es lo correcto, es una de las tareas más placenteras y torturosas que he hecho en mi vida.

Explico brevemente lo que está pasando sin entrar mucho en detalles, siendo honesta no quiero hablar de esto.

Es impresionante como mi vida ha cambiado desde que llegue a Portland, pase de ser la líder de una organización exitosa, temida y respetada a estar huyendo como un perro asustado.

Nunca fui de las que corren, iba de frente al problema, me enfrentaba a quien tuviera que enfrentarme, pero tengo que admitir que estar en Rusia, en Europa en general, me daba la mitad del poder, aquí no soy nadie, es preciso por ello por lo que es el lugar perfecto para escapar.

AnagramasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora