36. Jugada maestra.

245 33 1
                                    

Raze Vorobiova.

—¿Por qué tardaste tanto? —pregunto sin dejar de abrazarlo, aun no puedo creer que está aquí, es como un sueño. Zera no había querido dejarlo desde ayer que llegó, incluso durmió con el anoche, yo lo hubiera hecho si Ezra no se hubiera quedado, paso todo el día pegada a él, lo que me permitió tener espacio con Ezra, pero no con papá, tengo como un millón de preguntas que hacerle mientras lo abrazo por horas.

Me abraza y me acomodo sobre su regazo, siento como si esto fuera un viaje al pasado, cuando era una niña y papá tenía que viajar, podía llegar a estar fuera de casa hasta por dos semanas, cuando volvía me sentaba en su regazo y lo abrazaba, no necesitaba decir nada, solo saber que ya estaba en casa.

Me siento de esa exacta manera, el sentimiento es el mismo.

Pero por supuesto ya no soy una niña tengo que hacer las preguntas, tenemos que hablar.

—Estaban esperándome, fue una locura salir del aeropuerto, me cazaron, tuve que moverme con mucho cuidado para no traerlos directo a nosotros. —explica acariciando mi espalda, trago saliva y me estremezco.

Pudo morir.

—¿Dónde están los demás? —pregunta Josh voz ahogada y apresurada.

—Todos muertos. —susurra cabizbajo.

—¿Parrish? —insiste, papá suspira y lo mira negando con la cabeza, no puedo verlo, no quiero ver el dolor en su mirada, todos sabíamos que podían no volver, no significa que no iba a doler.

Que sepas que algo malo puede ocurrir, no disminuye su impacto, no reduce el golpe.

—Lo siento Josh —Lo miro, tiene la vista en el piso, las manos vueltas puños y hombros caídos, derrotado, no me gusta ver esa posición en el. Se sienta en el mueble más cercano y Marie pone una mano en su hombro intentando confrontarlo, pero Josh se limita a mirar al piso con la mandíbula tensa, Josh es experto en suprimir las cosas que le duelen, no es algo muy bueno, pero creo que a todos nosotros de alguna manera, se nos hace difícil aceptar el dolor, no lo mostramos, no la mayoría del tiempo, solo cuando llegamos al punto de quiebre—, Junto con Nader nos abrió el camino para huir del aeropuerto.

—Mierda. —grita Marie con rabia golpeando una mesa.

—¿Cómo supieron que ibas? —cuestiono a nadie en particular.

—Creo que supusieron que Dion te avisaría lo que estaba pasando en Rusia. —supone, me enderezo dejando mi brazo sobre los hombros de papá, estoy harta de estas personas, tenso la mandíbula.

Es ridículo.

Seis de mis chicos, muertos, ¿Por qué?

¿Qué fue la cosa tan horrible que hice como para todo este esfuerzo?

¿Un orgullo herido? No puede ser todo.

—¿Por qué está dedicando tanto esfuerzo y tiempo en mí? No lo entiendo, no le hice nada tan malo —digo frustrada poniéndome de pie, camino golpeando el piso con fuerza, papá entrelaza sus manos y apoya sus codos sobre sus rodillas mirándome—. En realidad no hice nada malo, solo actué en consecuencia a sus acciones.

—Lo sabemos, pero no creo que el piense así bebé. —suelta Josh con rabia.

Así que para que nada de esto estuviera pasando, tendría que haberme acostado con un imbécil que no me gusta por el simple hecho de que a él sí, tenía que dejar mi trabajo porque a él le molestaba que una mujer fuera mejor que él, tenía que dejar que hiciera lo que quisiera conmigo solo porque él tenía ganas.

AnagramasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora