1. Lo haré.

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Raze Vorobiova.

2 años después.

New York.

Ralentizo mi paso poco a poco y empiezo un trote suave, sigo bajando la velocidad hasta que termino caminando, respiro profundamente una y otra vez para estabilizar mi respiración agitada, observo el reloj en mi muñeca, son las siete, Zera tiene clase a las nueve, tengo que volver antes de las siete treinta, pero aún tengo que pasar por la laguna.

Doy un vistazo alrededor intentando ver donde estoy con exactitud, ya no me pierdo mucho, pero Central Park es tan grande que hay partes que no conozco, estoy cerca, a unos veinte metros tal vez, camino a paso apresurado hacia la izquierda y atravieso un camino entre los árboles para cortar camino, vengo a correr todos los días antes de llevar a Zera al colegio, vivimos bastante cerca, troto hacia la laguna cuando la visualizo al fondo, el puente se abre paso sobre ella, pero me dirijo al borde debajo de él, me siento en la primera roca cercana que veo y cierro los ojos por un segundo tomando una profunda respiración.

—Día ochocientos... —susurro mirando el reloj en mi muñeca, suspiro y trago saliva—, Sí, sigo contando, creo que ya nunca dejare de hacerlo, es un hábito, hoy es diez de mayo, hace tres días se cumplieron dos años y dos meses, y sé que es ridículo que lleve la cuenta de manera tan exacta, pero no puedo dejar de hacerlo, lo intente, porque Noah lo sugirió, pero no puedo.

De verdad lo hice, pero es difícil cuando ese día marco todo lo que vivo hoy, todo lo que soy, ese día cambio mi vida.

»Pero bueno, no estoy aquí para hablar del día de tu muerte —declaro con una mueca—, Hoy es un día importante, Zera tiene una obra de teatro y es la protagonista, es una obra escolar y estoy ansiosa por verla de nuevo en el escenario, desde que dejo el ballet no había actuado, por fin pudimos convencerla de que se inscribiera en una obra escolar y por supuesto que quedo, tiene talento nato. —menciono con verdadera emoción, llevo esperando muchos días por esto, creo que nunca había estado tan emocionada con una presentación de Zera, eso marca un cambio, una diferencia.

El psicólogo dijo que está bien, que ahora lo está y que es probable que vuelva al ballet, que vuelva a viejos hábitos que dejo de hacer tras la muerte de Marie y nuestra huida de Portland. No podemos presionarla, pero estamos viendo los cambios, está volviendo a ser ella, después de dos largos y agotadores años.

»Por mi lado creo que hoy obtendré algo de información, así que deséame suerte... —pido con una pequeña sonrisa y casi puedo imaginar, como me guiña un ojo del otro lado de lago y dice un patéales el trasero—, Lo haré, te extraño namita, un poco corta la visita, pero vine algo tarde y tengo que llevar a nuestra pequeña a clases, pero volveré mañana, como cada día. —me despido poniéndome de pie, busco la salida del parque y comienzo a trotar una vez que ubico la dirección en la que debo ir.

Como no estoy en Portland no puedo ir a su tumba, el agua me recuerda a ella, le gustaba mucho ir a la playa, en cada lugar que pasamos antes de llegar a Nueva York encontré algún lugar con agua, un lago, un rio, una playa, incluso una fuente y de alguna manera sentí que podía hablarle ahí y el mensaje le llegaría de manera directa, como si estuviera hablando de frente con ella, le he hablado desde pocos días después que falleció, uno de los días que estábamos en carretera camino a no sé dónde encontramos un lago y solo se sintió correcto, de ahí en adelante no hay un día en el que no lo haga.

Sentirme conectada con los que no están es muy importante para mí, desde la muerte de mamá era algo a lo que me aferraba constantemente, sentir algo que me conectara con ella, que me haga sentir que aún estaba viva de alguna manera, no puedo dejar que ninguna de ellas muera del todo.

AnagramasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora