24. Una noche, nuestra noche.

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Ezra Doherty.

Sonrió al despertar aun sin abrir los ojos, no puedo evitarlo, tan solo recordar tan maravillosa noche. Estiro mi brazo con cuidado sin abrir los ojos, siento la cama vacía y abro los ojos alarmado, ¿Lo soñé? Mi sonrisa se borra por la confusión, no, no lo soñé, mi mente no es tan espectacular para crear semejante sueño y sensaciones.

Me toma un segundo acostumbrarme a la luz que entra por la abertura de la cortina, restriego la mano contra mis ojos y miro a mi lado para efectivamente encontrar la cama vacía, me siento y miro alrededor buscando alguna pista de si sigue aquí, al no obtener ningún resultado decido llamar.

—¿Raze? —llamo unas tres veces hasta que me rindo, no está aquí. Me lanzo a la cama poniéndome cómodo sin querer pararme, me siento descansado, la noche anterior se podría decir que no dormí así que en definitiva necesitaba el descanso.

Tampoco dormí demasiado anoche, estamos ocupados haciendo cosas más interesantes que dormir pero siento como si dormí unas cien horas.

Hicimos el amor, de una manera loca y pasional que nunca había sentido, después nos quedamos acostados uno junto al otro admirándonos, como si fuéramos lo más fascinante que nuestros ojos han vistos, tal vez lo sea, podría contemplarla por horas, jamás me hartaría de esa vista y no lo digo por decirlo.

Después de lo que parecieron horas mirándola, lo hicimos de nuevo, fue más dulce, algo más suave y lento, fue como si estuviéramos estudiándonos el uno al otro, no queríamos perdernos ni una parte y de nuevo descansamos otro rato, esta vez hablamos un poco pero estaba más concentrado en sus caricias por mi cabello y rostro que otra cosa, la escuchaba hablar y su voz era como el complemento para hacer todo perfecto.

Y después de un rato, lo hicimos de nuevo, fue todo un maratón, esta vez fue distinto, fue más duro, fuerte, pasional, desenfrenado, un poco salvaje, después de eso solo quedamos sin aliento, solo la sostuve en mis brazos hasta quedarnos dormidos.

Incluso cuando cada una de las veces fue diferente, en cada una de ellas podía sentir el amor entre nosotros, en cada una de las veces todo lo que hice fue adorarla, en todas ellas sentí la conexión.

Nunca me sentí tan conectado con una persona y no hablo del sexo, bueno, al menos no solo de eso, hablo de todo en general, con Raze me siento conectado en todos los niveles, cada célula de mí se siente cercana a ella, es como si existiera para sentirme de esta manera con ella, con nadie más, solo ella.

Es aterrador pensar en no tenerla, pero ¿Cómo puedes perder lo que no tienes?

Raze no es mía, no puede serlo, pero lo fue anoche, por una noche nos pertenecimos el uno al otro, no puedo ni siquiera explicar lo que ella significa para mí.

Imaginar todo lo que sintió cuando escucho a Jana decir que nos habíamos acostado es duro, sentí que la traicionaba aun cuando ni siquiera lo había hecho, pensar en lastimarla me hace sentir como la misma mierda y sé que eso lo hizo.

Cuando la vi ayer en la mañana, entendía su rechazo pero se sentía como si me estaba lanzando dagas al corazón, sin piedad, el ver su dolor y saber que yo lo había causado fue aún peor, ver esos bonitos ojos que tanto adoro cansados y llenos de ira, tristeza, rechazo, dolió muchísimo, verla tan frágil, sin duda fue lo más difícil.

Raze es una de las mujeres más fuertes que he conocido y saber que yo había hecho que se sintiera de esa manera, que me dijera cuanto lloro, el saber que le había causado tanto dolor, fue un golpe.

Ante noche tuve que ir a una cena con los Morrinson y mi padre, jugar mi papel con ellos nunca ha sido difícil, la verdad nunca fui el novio estrella con la familia, tampoco intento serlo ahora solo soy cordial, pero esa cena fue particularmente horrible, cada palabra que salía de la boca de cualquiera de los presentes me daban ganas de salir corriendo.

AnagramasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora