29. Encontrar la manera.

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Ezra Doherty.

Despierto pero no abro los ojos, intento estirar mi brazo derecho pero algo me impide moverlo, abro los ojos con algo de pesar, tengo bastante sueño, parpadeo un par de veces antes de enfocar a mi bonito y sorpresivo despertar, dijo que iba irse, dijo que no esperara tenerla aquí en la mañana.

Se aferra a mi brazo con ambas manos sosteniéndolo contra su pecho, sonrió con ternura por la manera en la que se agarra, me acerco, está boca arriba pero está viendo hacia mí por lo que acerco mi rostro al suyo hasta que prácticamente están tocándose, llevo mi mano disponible a su cara, aparto su cabello y aprecio cada detalle de su bonito rostro.

Raze tiene una de las facciones más hermosas que he visto en mi vida, siendo honesto no exagero cuando digo que es la mujer más hermosa que he conocido, de verdad lo pienso.

Tenía toda la razón al empezar a decirle muñeca.

Paseo mi dedo por el puente de su nariz, es alargada y tiene el tamaño perfecto para su rostro, subo a sus cejas y las peino con delicadeza, son más oscuras que su cabello haciendo un contraste bonito, sus pestañas no son muy largas pero son abundantes, tiene unos pequeños lunares en la mejilla izquierda que si estuvieran también del otro lado parecerían pecas, bajo llevando mi pulgar a sus labios, esos gruesos y rosados labios rosados que me enloquecen, toda ella lo hace por supuesto, pero besar a Raze es una de las cosas más simples y placenteras que he hecho en mi vida, me encantaría hacerlo por todo lo que me queda de ella.

Dejo un beso en su frente, uno en la punta de su nariz, uno en cada una de sus mejillas y uno en sus labios, sonríe un poco a labios cerrados, creo que está despertando, lo que tomo como una invitación a continuar, beso sus labios unas diez veces más, sonríe haciéndome sonreír, su sonrisa en definitiva una de las más hermosas que he visto en mi vida, beso su sonrisa y abre esos bonitos ojos almendrados, cuando recién despierta el verde no está muy presente, se ven bastante grises, se acerca más a mi abrazándome, me enderezo haciendo que su torso quede sobre el mío, esconde su cabeza en mi cuello y yo sonrió encantado pasando mis brazos por su cintura, paso las manos debajo de su camisa para tener contacto directo con su piel.

Aspiro el olor de su cabello y dejo un beso en el costado de su cabeza.

—Me encanta tu olor.

—¿A qué huelo? —pregunta sin apartarse.

—Honestamente, no lo sé, si alguien me preguntara diría que hueles a Raze —Ríe por lo bajo aferrándose más a mí—, Es un conjunto de olores que no puedo identificar, para mi huele a ti y me encanta.

—Una vez vi o leí en algún lugar que todos tenemos un olor particular, nadie huele igual a nadie, incluso si dos personas usan con exactitud los mismos productos, perfume, cremas, jabón, champú, nunca olerán de la misma manera, pues el olor que desprendemos es nuestra propia fragancia combinada con otras. —comenta levantándose un poco, se acomoda sobre mi pecho descansando su mentón sobre sus manos, saco mi mano derecha debajo de la franela y la llevo a su cabeza, acariciando su cabello.

—Interesante y tiene sentido —Asiente cerrando los ojos relajándose, me encanta saber que le traigo paz, parece estar por dormirse, lo que me hace sonreír—, ¿Por qué te quedaste? —pregunto aun cuando conozco la respuesta, solo quiero escucharla.

Abre los ojos entrecerrándolos, rio por lo bajo al ver que me juzga con la mirada, ella sabe que yo sé cuál será su respuesta.

—¿Es una queja? —replica con una sonrisa retadora haciéndome reír.

AnagramasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora