16. Estoy cayendo.

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Raze Vorobiova.

—No te vayas. —susurra en mi oído aferrándose a mi cintura con la fuerza suficiente para retenerme, su cabeza enterrada en mi cuello no me permite verlo, acaricio su cabello con suavidad, me encanta lo sedoso que es. Cada día es más difícil decirle que no.

—Zera puede despertarse y no encontrarme.

—Llevamos cuatro días con esta discusión. Todos los días despiertas antes que ella, ni siquiera se dará cuenta.

—¿Y si despierta a media noche?

—Raze, es media noche. —dice irónico incorporándose un poco sin soltarme. Ezra lleva cuatro días intentando que pase una noche entera a su lado pero el saber que mi pequeña puede descubrirnos me inquieta demasiado como para ceder.

—Sabes a lo que me refiero. —insisto, rueda los ojos frustrado.

Hago un movimiento que me hace quedar sobre su abdomen desnudo ahorcajadas, sus manos permanecen en mi cintura con firmeza, me inclino sobre el para alcanzar sus labios enterrando mis manos en su cabello, gruñe cuando nuestros labios se unen porque sabe que lo estoy distrayendo pero aun así me devuelve el beso con ganas.

Sus manos se pasean por mi cuerpo hasta detenerse en mi culo, tiene una fascinación con él. Lo beso con desenfreno y pasión, por todos los cielos, este hombre puede volverme loca con solo un beso, me separo al necesitar aire y pego mí frente a la suya.

—Buenas noches Doherty.

—Buenas noches Vorobiova —dice a regañadientes, le doy un último beso antes de ponerme de pies después de ser liberada de mi nueva prisión favorita, sus brazos. Son una prisión porque cuando estoy en ellos, no encuentro manera de poder liberarme, hasta que el me deja ir, pero nunca había estado tan feliz de estar encarcelada—Me siento utilizado. —gruñe haciéndome reír.

—Vienes me besuqueas, me manoseas y te largas. —continua reclamando.

—Lo dices como si te estuviera dejando después del sexo.

—Es lo mismo, estas lastimando mis sentimientos. —dramatiza llevando una mano sobre su corazón, me siento en la cama riendo y llevo mi mano sobre la suya y la otra la dejo en su magnífico y delicioso abdomen, yo estoy fascinada con esa parte de él.

Y sí, sé lo que quieren saber, lamento decepcionarlos no ha pasado nada, no voy a tener sexo con mi hija en la habitación de al lado, no en este lugar al menos, es muy pequeño y las paredes demasiado delgadas, no queremos arriesgarnos a que escuche algo que la deje traumada, Ezra apoya por completo la idea.

Estos cuatro días han sido increíbles, se ha tomado al pie de la letra el sentir y hacer lo que quiere, parecemos un par de tortolos en sus primeros días de novios, por supuesto tenemos una niña de por medio así que no todo el día es de esta manera, las noches son lo nuestro y las horas de siesta de Zera, somos muy cuidadosos sobre dejarla ver algo que pueda hacer volar su imaginación, conozco a Zera si tan solo ve un acercamiento con cierta intimidad entre nosotros va a inventarse una historia de amor entre nosotros.

Si, tiene cuatro años, pero es increíblemente fastidiosa con ese tipo de cosas.

Volviendo a mis días con Ezra nos pasamos la noche en vela, hasta que estamos por quedarnos dormidos, hablamos, nos besamos y consentimos el uno al otro frente al fuego de la chimenea o a la luz de la luna y estrellas, o como ahora en su habitación. He descubierto que Ezra es todo un romántico y bajo toda esa faceta de misterio y un poco de amargura es muy divertido, verlo con Zera es una de las cosas más simples y placenteras que he hecho.

AnagramasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora