Epílogo.

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—Estoy bien, en serio, hace muchísimo calor y es muy diferente, pero estoy bien, estamos bien. —insisto por decima vez, miro alrededor y me sorprende un poco la bulla, nunca había estado en un lugar tan escandaloso, pero es interesante y muy bonito.

—¿Qué hay de mi princesa?

Rasco mi cuello y trago saliva mirando alrededor, los veo a lo lejos cerca del lago del parque, la veo tirarse a la grama con Venus, Neptuno y Mou, Noah y Josh los miran sonriendo desde una banca cerca, ella no sonríe solo mira al cielo hasta que los perros apoyan sus cabezas sobre ella y los abraza.

En esto se han basado nuestros días, algunas sonrisas, eternos momentos de silencios, algunos momentos de llanto, algunos de risas y juegos, solo estamos viviendo lo que sentimos en el momento en que lo sentimos, estamos tratando de entender cuál es nuestro lugar aquí o si no es aquí.

No tenemos muchos lugares a los que ir, pero si unos cuantos, y la ventaja es que nadie nos espera en ningún lugar, así que no hay rumbo, solo necesitamos estar seguros, alertas y bajo perfil.

—Ella esta... —inicio, pero no sé qué decir, a veces parece estar bien, de maravilla y a veces parece que no quiere que nadie le hable o la mire, respetamos bastante su espacio y tratamos de hacerla sentir lo más amada posible, pero extraña muchísimo Portland y el amor de las personas que aún tiene allá, aun cuando esta enojada con una de ellas, pero va a estar bien, lo sé—, Esta mejor, esta fascinada con todo el ruido que hay aquí, creo que va a estar bien.

—De acuerdo, ¿Por fin vas a decirme en donde estas? —pregunta y de nuevo miro a mi alrededor, evaluando el lugar, pienso en decirle, pero al final niego con la cabeza, aun no es momento.

Solo han pasado unas cinco semanas, aun no me siento segura, estoy muy alerta y la mitad del tiempo estoy mirando alrededor como si alguien fuera a atacarme en cualquier momento.

—Aun no, ¿Sabes algo de Jeariz? —cuestiono y muerdo mi uña de manera ansiosa.

Mis nervios tienen mis uñas destruidas, tenía años que no lo hacía, pero últimamente no puedo dejar de hacerlo.

—Umm, si y no...

—¿Qué significa? —pregunto con el ceño fruncido y un tono duro, necesito una respuesta clara urgentemente, permanece unos cuantos segundos que me parecen eternos en silencio.

—No tengo nada concreto, pero llame a Kenny, dice que Jeariz no tiene intenciones de volver a Europa en este momento...

Maldición.

—Me esta buscando. —sentencio con un gruñido, sino se ha ido es porque aun le quedan cartas que jugar conmigo, pero Jeariz no es tonto, sabia que yo iba a huir y no he parado de pensar en que hizo para estar un paso por delante de mi en ello, porque seguro que tiene alguna jugada.

Eso es lo que me tiene tan ansiosa, tan paranoica, el no saber si en cualquier momento va a atacarme o si por ahora me dejará en paz.

—Eso fue lo que pensé, pero hablé con Ezra y me dijo que por ahora no teníamos que preocuparnos por Jeariz. —dice y me paralizo, de solo escuchar su nombre mi corazón se acelera levemente y mis sentidos se agudizan.

—¿Cómo? ¿Qué hizo? —interrogo de manera apresurada realmente confundida y aunque no quiera admitirlo un poco preocupada.

No es que crea que Ezra no pueda ser capaz de defendernos, pero no imagino que puedo darle o hacerle a Jeariz para que nos deje en paz, no tiene mucho sentido.

AnagramasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora