4. Por todas partes.

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Ezra Doherty.

La miro sin apartar la mirada, casi sin parpadear, mientras espero una explicación, tiene que haber alguna, lógica, más allá de las coincidencias, casi puedo escuchar a Zera en mi cabeza hablando de las almas gemelas, del destino y toda clase de fantasías, pero no sé si sigo creyendo en esas cosas.

Si fuera real, estaríamos juntos, pero no lo estamos.

Abre la boca nuevamente, pero nada sale, créanlo o no Raze Vorobiova está sin palabras.

—Voy a vestirme, mientras encuentras una explicación —aviso poniéndome de pie, su cuerpo reacciona retrocediendo un paso y reprimo una sonrisa al darme cuenta de cómo su cuerpo reacciona al mío, o a la vista del mío, aunque pelee con su mente para que no lo haga, le doy la espalda mientras saco la ropa del closet junto a la cama, volteo a verla con la ropa en una mano y la señalo de manera acusatoria cuando veo el pánico dominar su cuerpo, está temblando—, No huyas, me debes una explicación. —advierto y su mandíbula se tensa, esta vez sus ojos parecen quemarme vivo.

—No te debo nada. —replica y le doy una sonrisa ladina, quiero acercarme, pero me contengo, no sé si pueda lidiar con la tensión si me acerco más a ella.

Estoy al menos a dos metros de ella y siento su presencia como si estuviera encima de mí, o más bien dentro de mí, hasta lo más profundo, es demasiado fuerte y está en todos lados.

Estoy enojado con ella, ni si quiera sé porque, porque todo lo que dijo fue verdad de una manera muy cruel, pero verdadero al final del día, supongo que estoy molesto por lo mucho que duele. Pero incluso cuando estoy enojado con ella, no puedo ignorar el latido loco y descontrolado de mi corazón por tenerla aquí, en mi habitación.

Por simplemente tenerla cerca.

Estoy desconcertado sí, pero si uno puntos de lo que escuche en su conversación, no debería estar aquí, pero de alguna manera por la forma en la que mintió está atrapada aquí, conmigo.

—No huyas. —repito antes de adentrarme en el baño para vestirme, la escucho gruñir a mi espada y sonrió de lado, siento su atenta mirada sobre mi espalda calentando cada parte de mi cuerpo, hasta que cierro la puerta tras de mí.

Me topo con mi reflejo y me sorprendo por lo alterados que lucen mis ojos, casi no puede notarse, pero para lo que reflejan normalmente es una diferencia abismal, digamos que he tenido ciertos problemas para conectar con mis sentimientos, antes mis ojos eran muy expresivos, pero ahora es como si los sentimientos no tuvieran fuerza para llegar a ellos y yo me he encargado de eso, de mantenerlos lo más oculto posible.

Pero supongo que aún tiene el poder.

El poder de calarse tan fuerte en mis huesos que nadie puede sacarla, como si nunca se hubiera ido, está ahí, en mi mente, en mi corazón, en mi piel, en mi alma.

Me echo agua en la cara para calmarme y al calor que está corriendo por mis venas.

Me visto con una camisa blanca sencilla y un jean, no fue apropósito, sé cuánto le gustaba verme de blanco, pero no lo hice apropósito, solo fue lo primero que encontré.

Clarooo...

Vuelvo a verme al espejo, me doy leves golpecitos en las mejillas y suspiro antes de salir, dudo al agarrar la manilla de la puerta, pero la abro y la encuentro en el mismo lugar, en la misma posición, como si estuviera en shock, veo mi chaqueta en el suelo a sus pies y me acerco a paso decidido.

Sus ojos conectan con los míos y me voy acercando, se tensa y se pone rígida como una vara, pero esta vez no retrocede, por el contrario, a pesar de que esta visiblemente afectada, me reta con la mirada, doy unos veinte pasos en total en los que mi respiración va poco a poco ralentizándose, cuando estoy justo frente a ella eleva el mentón y yo solo la miro conteniendo la respiración.

AnagramasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora