Capítulo 2 - Un viaje inesperado

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Dani y yo somos los últimos en subir al coche.
Mamá y papá van hablando de como el sector turístico este año está en uno de los mejores momentos de la última década.

Martín como no, tiene los cascos puestos y parece ser que está haciendo videollamada con uno de sus amigos.

Mientras yo decido acercarme a Dani y hacerle mi famoso interrogatorio. Así lo bautizó Jime y es que cuando quiero saber algo no paro hasta averiguarlo de ahí lo de famoso.


Me dirijo a él en voz baja no vaya a ser que alguien nos escuche, aunque lo dudo mucho porque todos están inmersos en sus respectivas conversaciones.
— Dani, ¿me vas a decir al menos dónde has pasado la noche?
— Fuera de casa. — Me responde súper borde y seco.
— Va por fa, no diré nada lo prometo.
— Hemos quedado que no hablaríamos del tema Gala vale ya.
— Bueno, no me digas con quien has estado ni dónde... ¿pero la conozco?
— No, no la conoces.

Me pregunto con quién habrá pasado la noche, no es propio de él, de Martín me lo espero, pero Dani, es muy raro. Y que no me lo cuente todavía más, siempre nos lo contamos todo, desde niños hemos estado muy unidos. Martín llegó más tarde, nosotros dos ya éramos un equipo y además él es más independiente suele ir por libre y hace lo que le da la gana, siempre que no están nuestros padres evidentemente.

— Gala puedes parar de darme toquecitos con el pie.
— Martín pero que guapo y que simpático eres. — Le doy un beso en la mejilla mientras le pellizco la otra.
— Papa, Gala no para de molestarme. — Grita Martín.
— Solo le he dado un beso papá. — suspiro profundamente,
Como de costumbre nuestro padre nos ignora, sin embargo mamá se gira y nos lanza que dice parad ya.

Nada más girar a la derecha papá nos dice que ya hemos llegado y que hagamos el favor de comportarnos.

Segunda vez en un día que nos dirige la palabra, estoy por marcarlo en el calendario.

Mamá y papá van súper elegantes, lo cual no es algo que me sorprenda ya que siempre van de punta en blanco.
Él lleva una americana color beige, una camisa blanca y unos vaqueros. Ella lleva un vestido amarillo ceñido que le marca mucho la figura. La verdad es que están guapísimos.

Por un momento me quedo contemplándolos y pensando en lo afortunados que son por haberse conocido.


Una voz muy tierna hace que deje esos pensamientos atrás.
— Cariños míos que guapos estáis y que grandes.
— Abuela solo hace una semana que no nos vemos. — Le responde Martín.
— Y te parecerá poco granuja. — Le contesta ella mientras lo abraza.
— Hola abuela que guapa estás. — dice Dani.
— Muchas gracias, cariño tú lo estás más.

La verdad es que la camisa verde oliva que lleva Dani le hace juego con el color de sus ojos.

— Hola yayi te he echado de menos — le contesto mientras le abrazo todo lo fuerte que puedo.
— Mi niña yo también a ti, estás espectacular cada día te pareces más a tu madre cuando era jovencita.
— Mamá sigo siéndolo. ­
— Bueno ya me entiendes cuando lo eras más. — Le da un apretón de manos a mi padre.

La verdad es que me parezco mucho a mi madre físicamente, tenemos el mismo color de ojos, bueno, para ser honestos es algo que compartimos Dani, ella y yo, incluso nuestro pelo es del mismo color, color negro como el carbón. Martín y papá a diferencia de nosotros tres tienen los ojos azules y el pelo rubio color oro.

— ¿Qué os parece si vamos a dentro? El almuerzo está servido. — dice mi abuela mientras nos sonríe.

Entramos y lo primero que veo es una mesa llena de fruta, hay sandía, melocotones, peras, manzanas, plátanos, albaricoques. La fruta reluce de lo fresca que está, la presentación es inmaculada.

Hasta que me quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora