Capítulo 42 - Un cumpleaños mágico

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Ha pasado una semana y todo está muy reciente, os mentiría si os dijese que hemos notado mucho la ausencia de nuestro padre, el casi nunca estaba en casa y era algo a lo que estábamos acostumbrados, sin embargo, el vacío que había se ha llenado de rabia y rencor y pese a que es mi padre y siempre lo será esto no se soluciona con unas disculpas y dos besos. No se trata de la infidelidad en cuestión sino de la confianza perdida y el desprecio hacía nuestra familia, hacía nosotros. Si bien a lo largo del día se producen millones de divorcios hay muchas formas de actuar al respecto. A ver no me malinterpretéis nadie está obligado a estar con nadie a la fuerza, somos seres humanos, complejos e independientes, cada uno es diferente al otro e igual que los gustos varían, los sentimientos cambian, pero por favor tanto costaba sentarse a hablar y poner las cartas sobre la mesa. Porque a decir verdad no conozco a nadie mejor que mi padre para sentarse a negociar términos y condiciones y que mejor trato que uno cordial con la que ha sido la madre de tus hijos y tu esposa durante años. ¿Qué si es por cuestiones económicas? Lo dudo, permitirme que os refresque la memoria, pero ambos cuentan con dos patrimonios forrados de billetes, ¿por la custodia de los hijos? Tampoco, no digo que no nos quieran, pero para ser honestos nos hemos criado con Rori, además de que Daniel y yo somos mayores de edad y Martín, bueno, ya sabéis como es Martín. El egoísmo de mi padre no tiene justificación y no creo que pueda haber alguien que me haga creer lo contrario.

Esta semana no ha sido fácil, mamá no habla del tema y pasa más tiempo en el trabajo que habitualmente, imaginaros las ojeras que tiene y el mal humor que carga. Martín está en el campamento todavía le queda una semana y no se yo si se alargará su estancia. La mañana siguiente a que papá se fuese Dani se levantó se puso uno de sus trajes que tanto odia y se reunió con algunos asesores financieros, efectivamente el Dani despreocupado e indeciso sobre su futuro desapareció y al parecer ahora quiere ser un hombre de negocios, lo cual me parece bien, pero hasta cierto punto, no soy psicóloga pero no creo que ninguno diga que es algo normal y racional levantarse un día y ser otra persona totalmente opuesta a la que eras. Y yo, bueno esta semana la he pasado con Jimena en su casa, tenía que aprovecharla al máximo ya que no la volveré a ver hasta el final del verano como cada año. Y así a groso modo es como actualmente está mi vida, patas arriba.

Ha pasado una semana des de que las clases se acabaron, lo cual significa que...

- ¡Felicidades, cariño, cumpleaños feliz, cumpleaños feliz te deseamos todos cumpleaños feliz! – me cantan mi madre y Rori.

Exacto, así es, hoy es mi cumpleaños, ¿qué si me apetece celebrarlo? En absoluto, que ha sido un año caótico y distópico efectivamente, no puedo creer que me hayan pasado tantas cosas, conocer a Toni, la marcha de mi abuela, la infidelidad de mi padre, entrar a la carrera de mis sueños, Erik, Maya, mi ruptura con Alan y mil cosas más que ahora no me vienen a la cabeza. No cabe duda de que de todos los cumpleaños este es de lo más especial, aunque me temo que no para bien.

- Gala cariño, pide un deseo y sopla. – me dice mi madre que me mira emocionada.

- ¿Mamá es necesario? – le digo desde mi cama.

- Por supuesto, los 19 son importantes. – sonríe.

- Eso mismo dijiste de los 18 y de los 17 y de los ... – le recuerdo.

- Porque cumplir años es uno de los mejores motivos de celebración. Además, estoy segura de que no soy la única a la que le encanta festejarlos. – mira a Rori.

Rori sonríe y asiente.

Veo las caras de emoción de ambas y decido soplar las velas para que no desaparezcan, se que mamá no está bien y se lo importante que es para ambas que esté feliz y soplar las velas es un gran paso para ello.

Hasta que me quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora