Capítulo 41- Algo de lo más inesperado

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La mañana siguiente es la primera en mucho tiempo en la que estoy feliz, está él, durmiendo a mi lado, me permito observarle unos segundos en completo silencio, empieza a amanecer y los primeros rayos de sol se cuelan por la ventana iluminando su piel, observo su respiración relajada y suave, observo sus labios y aunque intento contenerme no puedo evitar darle un beso suave y delicado, miro sus ojos a ver si siguen cerrados y efectivamente lo están. Tengo el móvil en mi mesita así que me apetece inmortalizar este recuerdo con una foto y nada más sacársela él sonríe aún con los ojos cerrados.

-       Buenos días, ¿me das otro? – me dice aún con los ojos cerrados.

-       ¿Estabas despierto? – me avergüenzo por haberle sacado una foto.

-       Ven aquí. – me coge de la cintura y me aprieta hacía él mientras me da un beso intenso.

-       Espera. ¿Qué hora es? – digo en voz alta.

Miro el reloj de mi móvil y son las 7:00h.

-       Son las 7:00h. Toni tienes que irte, mi padre debe de estar esperándote.

-       Lo dudo. – dice muy tranquilo.

-       Hablo enserio. – le replico.

-       Y yo también, es sábado y los fines de semana no trabajo.

Suspiro aliviada y la tranquilidad vuelve a mi.

-       Buenos días, Gala. – me dice Rori a través de mi puerta.

El momento de tranquilidad se esfuma.

-       Hola Rori, buenos días...

-       Y tan buenos...  –  dice Toni riendo.

Le tapo la boca con mi mano y el sonríe.

-       Enseguida bajo. – le digo a Rori.

-       Ya se ha ido. – balbucea Toni mientras mantengo mi mano ahí.

-       Estás loco, puede oírte.– regaño a Toni.

-       Anoche no pensabas lo mismo. – bromea.

Me pongo colorada en cuestión de segundos.

-       Está bien ya me voy. – me da un beso en la frente.

Baja por la ventana de mi habitación nada más vestirse y lo único que me queda por hacer es rezar para que nadie lo vea y por nadie me refiero a los jardineros y al personal.

-       ¿Gala bajas a desayunar? – me pregunta Dani.

-       Sí, voy contigo.

Desayunamos los tres con mamá, papá no está y al parecer soy la única que nota su ausencia.

-       ¿Y papá no desayuna? – pregunto en voz alta.

-       Lleva meses que no desayuna con nosotros, tiene mucho trabajo. – contesta mamá.

-       Sí, tampoco suele comer con nosotros y muchas noches llega tarde ya sabes como es, su vida es el trabajo.

-       Dani, no hables así de tu padre, hace lo necesario para mantener a flote a esta familia, al igual que yo. Des de que la abuela...

-       Está bueno el pastel... ¿de qué es Aurora? – interrumpe Martín.

La tensión se nota en el ambiente y es evidente que Martín al igual que yo no está preparado para asumir que la abuela no está con nosotros ya. Mi madre mira a Rori dándole paso a que conteste a mi hermano.

Hasta que me quierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora